jueves, 17 de mayo de 2012

REIVINDICANDO EL PATRIMONIO INDUSTRIAL DE MALAGA

 La revolución industrial que se inició en Inglaterra a partir de 1776, y que constituyó uno de los cambios de mayor alcance de los que había experimentado la humanidad a lo largo de los tiempos, tuvo unos efectos importantes en Málaga hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX, de manera que después de Barcelona se convirtió en la segunda ciudad de España en impulsar estas transformaciones económicas.
Málaga no fue ajena a este incremento de la producción  y a las innovaciones tecnológicas y empresariales  que conllevaron, a veces espectaculares  cuya aplicación afectó a todos los sectores de la economía.

Sin entrar en todas las luces y sombras sociales  que este nuevo modelo económico aporto a nuestra ciudad, lo cierto es que del impulso emprendedor e innovador de un conjunto de empresarios, con el paso del tiempo nuestros barrios se cubrieron de pequeñas, medianas e incluso grandes empresas. Fue la primera ciudad de España en producción siderurgica, e impulsó como la que mas la industria textil, química, azucarera, algodonera, jabones, harinas , aceite de oliva, , vinos y pasas, chocolate, caramelo, tabaco, envases, litografías, electricidad, vidrio , cuero, esencias, perfumes....

Desde la estación del suburbano (en el puerto) salía un tren en dirección a la Térmica y en su lento rodar, iba dejando obreros a lo largo de la costa, pues nada más atravesar el puente de hierro de la desembocadura del Guadelmedina, existía un entramado de industrias, empezando por la Fundición de Hierro “La Constancia”, Almacenes Bevan, Industria Malagueña, A. Lapeira, Taillefer, Aceitera Minerva, Bodegas Campos, Maderas Llosa, Jacinto Pariente, Óxidos Rojos, Talleres generales de RENFE, La CAMPSA, Ruperto Heaton, Financiera y Minerva, Talleres Ojeda, El Martinete, S.A. Cross, Punto Industrial, Los guindos, Azucarera Hispania, La Térmica, Tamese....

Esto y seguramente mucho mas , viene a cuento, para recordar que una vez mas esta ciudad ha tirado por la borda y olvidado, hasta el punto de no dejar nada,  no solo todo un patrimonio industrial valioso, sino un modelo de producción y de innovación  de una importancia estratégica. No fuimos capaces una vez mas de saber heredar y buscar salida  a las crisis posteriores que afectaron a este modelo. Con nuestra displicencia habitual borramos todo este conocimiento, talento y experiencias para apuntarnos a un nuevo modelo inmobiliario-turístico que nos podía dar mas réditos, incapaces de reconocer y valorar otros modelos y de saber convivir con ellos. Hoy, cuando los investigadores y distintas personas con su esfuerzo personal nos recuerdan esta historia, lloramos  este olvido y el no haber sabido aprender, cobijar y valora los “recursos heredados” de conocimiento y patrimonio que esta ciudad disponía.

Esto ocurrió no hace mas de cuarenta o cincuenta años,  y sobre los solares de estas industrias llevamos a cabo las remodelaciones inmobiliarias sobre las que ha crecido esta ciudad. Nos queda poco, si acaso las chimeneas que divisamos a lo largo del Paseo Marítimo, la  última historia “lamentable” de Repsol, y algún otro patrimonio, poco muy poco, que habría que rescatar o al menos reconocer para entender esta ciudad “del paraíso” y del “olvido”.

No me queda mas que recordar el esfuerzo desinteresado de la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial y Tecnologicote Málaga o personas como José Antonio Ruiz Muñoz, Antonio Santiago Ramos, Antonio Guzmán Valdivia; Miguel Ángel Ferrer González, ...y otros/as, que han puesto tiempo, recuerdo y generosidad para mantener vivo este patrimonio.