lunes, 14 de mayo de 2012

EL CREPUSCULO DE LAS CIUDADES

 Durante los últimos tiempos asistimos perplejos a la incapacidad de las ciudades  por promover una reflexión profunda que aporte respuestas a la crisis. La crisis ha cogido con el pie cambiado a las ciudades que ya venían señalando un cierto agotamiento de ideas, maniatadas por el auge del negocio inmobiliario, un mercado hipotecario especulativo, una cultura del entretenimiento y del turismo “empaquetado”, como únicas vías de desarrollo. Cuando la crisis llega, las ciudades han agachado la cerviz y han aceptado con profundos síntomas de culpabilidad las políticas de recortes : “hemos gastado mas de la cuenta”, mea culpa.  Nada se puede hacer , nuestra gestión es mala, se han dicho, aceptemos la culpa que nos toca. Sobre esta base las ciudades se han quedado calladas y las economías locales reducidas a la inanición  y lo que es peor a la desesperanza, aturdidas, por las políticas macroeconomías de austeridad.

Puede que esto les suene despiadado y a regodeo, pero las dificultades económicas que hoy están sufriendo los ciudadanos  son tan indudablemente terribles, que no merecían esta posición de brazos caídos, sino mas bien al contrario tendría que haber sido una posición activa que revisará en beneficios de todos las pautas de gestión  y de trabajo que venían resultando ineficientes y convocar a todas las entidades y ciudadanos a enfrentarse con esperanza a esta crisis, reorientando sus economías locales, sus modos de hacer y fortaleciendo sus estructuras civiles.

Los políticos locales, en el mejor de los casos están aturdidos, y en el peor se han añadido a  los voceros  de las políticas contables de déficit y deuda  que venían de Europa  impulsadas por la ideología conservadora. ¿Por qué no han impulsado una reflexión propia?, seguramente porque les ha sido mas fácil dejarse llevar que liderar una reorientación de los modelos urbanos. ¿Qué debate académico o social han impulsado frente a la crisis? Ninguno, se han atrincherado en las viejas pautas de la contabilidad de la “abuela” ¿En que han colaborado salvo a replegarse  a sus libros contables y quitarles hojas, para que todo siga igual?. Cuando esto acabe, que acabará, nos preguntaremos que hicieron los políticos locales  en esta crisis.

Me sorprende lo que esta pasando, el glamour urbano que antes enarbolaban, la sensación de que las ciudades eran capaces acabar con su historia de gobiernos pedigüeños para ser sujetos activos de su propia historia, baluartes de la democracia, ha quedado reducido a abandonar a sus ciudadanos a su suerte y incluso a ser colaboradores del desmantelamiento ideológico, social y económico de las urbes.

Y este enfoque es funesto, pues no solo no sirve para resolver los problemas, sino que además esta llevando a las ciudades y a sus territorios, que son donde habitan sus ciudadanos a tercera división y en algunos casos van a desaparecer del juego.