lunes, 28 de mayo de 2012

"EL BUEN URBANISMO ES UNA CUESTIÓN DE QUERERLO..." RELACIONES PUERTO CIUDAD

 Quisiera comenzar este post con un breve texto de Manuel De Sola Morales  (1939-2012) que falleció hace poco, en reconocimiento a su labor didáctica y profesional en el mundo del urbanismo,  que dejó  en Málaga  una impronta y un legado valioso, cuya estela todavía perdura entre nosotros y seguramente lo hará durante muchos años:

 “El buen urbanismo es una cuestión de querelo, casi, de alguna manera, de desearlo, y ahora no hay, escasea la imaginación de futuro, no hay voluntad. Y sin voluntad no hay deseo y sin deseo no hay calidad”

Este breve texto encabezaba el  programa de actividades del Encuentro de Primavera que tuvo lugar este fin semana pasado de la Asociación para la Colaboración entre Puertos y Ciudades, en el OMAU (Observatorio de Medio Ambiente Urbano) siempre tan bien impulsado por su director Pedro Marín. No asistí a todo el encuentro, no era cuestión de eso, pero sí  a algunas intervenciones entre ellas la de Zaida Muxi Martinez (Profesora de ETS de Arquitectura de Barcelona) y la de Alejandro Zaera-Polo (arquitecto), que nos hablaron respectivamente sobre el Espacio Público en las recuperaciones portuarias  y sobre los Frentes de Agua.

En algunos foros profesionales se viene debatiendo sobre el  modelo “intelligent cities” (las ciudades inteligentes), no es momento de entrar en estos debates, pero si recoger algo que dijo Zaida: la mayor parte de las ciudades que abanderan el concepto de ciudad inteligente son ciudades portuarias. La integración puerto-ciudad esta suponiendo una revisión de los conceptos que recaen sobre lo “urbano”. No es un debate “difícil”, como algunos se empeñan en expresar, lo es solo si nos empeñamos en leerlo en términos de competencia y exclusión, pero es enorme enriquecedor, fácil y moderno, si lo leemos en términos de colaboración y cooperación, en términos de oportunidad de innovación  y generación de nuevas potencialidades. A veces, esta oportunidad de dialogo, entre puerto y ciudad, se produce en claves de competencia “desleal” de manera que una parte o la otra, intentan usurparse energías  económicas o sociales, aportando lo mínimo que puedan: paseantes de un lado para otro a ver quien se queda con sus rentas de consumo. Los espacios públicos urbanos-portuarios no son centros comerciales, sino lugares donde la gente puede reunirse, “hacer acciones” distintas, agruparse de diferentes maneras, tampoco son escenografias visuales para el consumo de lo mismo.

Es cierto que los espacios puerto-ciudad mueven gente, pero también deben promover nuevas actitudes , explorar otras formas de estar en el espacio público, porque son espacios públicos no erremos, una relación diferente con la naturaleza, con el mar, con la diversidad de la tipografía, con las estructuras físicas abstractas, y esta es la capacidad de la arquitectura, trabajar con imágenes  que generen estas nuevas posibilidades, diferentes de lo existente ya en la ciudad, no robemos a la ciudad o al puerto lo que ya tiene, innovemos más allá (a este respecto Alejandro Zaera expuso un ramillete de imágenes repletas de capacidad de innovación).

La materia y la energía se mueve, se puede cambiar,  podemos incorporar vegetación donde se cree que no es posible, estructurar nuevas reminiscencias. Las cualidades geométricos no hay porque manifestarlas de forma tradicional, los espacios públicos pueden tener usos no usuales, topografías artificiales, geometrías complejas, espacios híbridos, espacios que integren nuevas formas de mirar a los dos actores de este dialogo. Los ciudadanos pueden inventar maneras nuevas de usar los espacios, crear sus formas de sentirlos de modos muy distintos.

Cuando hablamos de relaciones puerto-ciudad, no hablamos de excluir para que todo se quede igual, evidentemente el puerto y la ciudad deben seguir produciendo sus funciones y cumpliendo sus obligaciones, faltaría más,  pero tenemos que generar nuevas oportunidades que hagan que converjan las fuerzas transformadoras  y el proyecto puede ayudar a crear las imágenes que necesita esta convergencia, sin renunciar a que sean espacios seguros , aunque no cerrados, pero si creativos e inteligentes.