viernes, 12 de abril de 2013

LA CIUDAD NO ES PARA ESPECULAR

La ciudad no es para especular con ella mentalmente, ni de ninguna otra manera. Con la ciudad no se debe especular ni económicamente, ni mentalmente. Es decir, no esta hecha, para que algunos urbanistas se dediquen a elucubrar ignorantemente con ella, convirtiéndola en juego de su egos, inventando afanes, sin importarles nada o pretendiendo con supuestas buenas intenciones desarrollar sus ignorancias profesionales para mejor gloria. Algunos profesionales urbanos caprichosos, especulan con las cosas urbanas como si fueran juguetes infantiles, sin importarles las repercusiones de sus “supuestas” decisiones.

La recuperación de la ciudad exige confianza no fluctuaciones especulativas , y esta no solo debe estar basada en la seguridad jurídica sino también en la empatía, participación e identificación con los habitantes que la hacen y la usan.

Hoy día, para esta recuperación tenemos que poner sobre la mesa no solo políticas urbanísticas “unidimensionales”, sino además fiscales, estructurales y sociales . Estas tres flechas deben actuar conjuntamente, si se las sostiene de forma separada , se pueden doblar cada una de ellas; si se las sostiene juntas no se doblará ninguna.

A su vez nuestras intervenciones urbanas deben disminuir sus efectos quirúrgicos, para ser mas terapéuticas; usando técnicas menos agresivas, cercanas a la acupuntura y similares, con el objetivo más de estimular puntos específicos que de intervenir duramente con gran aparataje de cirugía. Estos puntos estimulados crearan sendas de energía y mejoraran el flujo y el equilibrio de las posibilidades de la ciudad, creando ella misma sus oportunidades. Solo tenemos que darle confianza y herramientas adecuadas, no limitativas.

Menos será mas, y aunque creemos que hay pocas evidencias de la importancia que pueden tener los pequeños cambios en las “tasas reales” de lo urbano, el efecto que tiene incluso una leve actuación llena de intención y de estatregia, puede ser muy significativo y competitivo para los productos urbanos. Esto refleja la interdependencia de la realidad urbana actual y de sus políticas. Las políticas de “flexibilización cuantitativa” responden mejor que las rígidas a la hora de producir esa interdependencias y coordinación que hoy se producen en las sociedades complejas y a los acontecimientos que se producen en muchos lugares.

Los bloqueos y la falta de acceso bien sea al crédito o a la financiación o a la administración, a la educación o a la salud, produce situaciones criticas, que desperdician inversiones e inutilizan infraestructuras y posibilidades. El verdadero desafío será diseñar la flecha del estimulo (que no es subvención; el estimulo conlleva una estrategia intencionada, la subvención es “regar por inundación”, un despilfarro injusto) y el crecimiento, esto conlleva políticas destinadas a reestructurar la economía, a mejorar la productividad y a incrementar la participación laboral, especialmente la de las mujeres y los mayores.

Puede que alguien quiera meter en este paquete la desregulación, pero que no se equivoque, cometería un error. La desregulación es injusta e ineficiente, provoca fuertes procesos de desigualdad y de decrecimiento, como ha demostrado la crisis financiera actual. Lo que se necesita es una regulación correcta que garantice una competencia y una cooperación mas efectiva. También necesitamos cambios en las costumbres de cómo usar la ciudad, acciones que establezcan el tono pero no los resultados. Aumentar el paisaje medioambiental, la naturaleza crea cuidad y es ciudad. Deben ser también importantes el aprovechamiento de las sinergias entre sectores, las políticas dirigidas a la familia, cambios en las practicas laborales en las empresas (mejorar la participación sobre todo de las mujeres), aumentar las inversiones en investigación y educación...etc.

En cualquier caso lo que quiero decir es que especular de cualquier manera ha dejado de dar resultados, y si esta es ignorante peor aunque si no es tampoco vale para nada. Ejecutemos bien “agendas” nuevas e integrales, inteligentes y terapéuticas, así la confianza volverá y nuestras ciudades podrían convertirse en uno de los pocos rayos de luz en este sombrío paisaje actual.