lunes, 5 de noviembre de 2012

UNA VEZ MÁS : LA DICOTOMÍA PLAN-PROYECTO.


Con la llegada de un nuevo presidente a la Autoridad Portuaria de Málaga, José Sánchez Maldonado, hemos asistido a una nueva repetición de la dicotomía plan-proyecto. Así hemos visto como el Alcalde de Málaga ponía sobre la mesa de presentación  del nuevo presidente de la Autoridad Portuaria un ramillete de propuestas, entre ellas, un supermercado, una hotel “muy alto”, un centro cultural, auditorio, accesos...etc.

No es que me parezca mal este rosario de proyectos, sino al igual que ocurre con el Plan General  de Málaga , el Plan Especial del Puerto cada vez queda más como una antigualla con poca “voz”. Igual es necesario y los planes resultan innecesarios o simplemente una molestia legislativa para cumplir un tramite, cuando lo que de verdad nos interesa son  los proyectos.

¿Qué queda hoy de los planes?, nuestra sociedad ha alcanzado tal grado de incertidumbre y volatilidad que diseñar simplemente “rutas”.de desarrollo resulta cuando menos inapropiado, lo que nos gusta es arrojar proyectos, con la esperanza de que alguno cuaje y encontremos algún capital que lo compre, la “ruta “ social y económica que ello conlleve no interesa a los políticos. Y no es que los proyectos urbanos sean en si un estropicio sino que necesitamos algún tipo de “relato” que nos dote de horizontes, pautas y caminos de adonde vamos o adonde queremos ir y porqué y como. El proyecto en sí, solo sin relato urbano no deja de ser un “cromo” generador de procesos especulativos, sin razón de ser urbana, incapaz de ir mas allá: conformar un  proyecto de ciudad, interactuando con otras piezas e indicando señales de por donde queremos ir y como vamos a mejorar.

Pretender cambiar el orden urbano “arrojando” proyectos es verdad que genera más ruido. Aunque más allá de ello, lo que necesitamos es comprender la manera en que la ciudad ha venido funcionando  y está cambiando. Las reglas del juego cada vez son más diferentes a lo que estamos acostumbrados y ese es el punto débil de los planes su rigidez, su dependencia excesiva de circunstancias fijas, pero en el lado contrario tampoco es solución las “carteras de proyectos  sin rutas de coherencia” que les den soporte. Necesitamos las dos cosas: “rutas de coherencia” y proyectos que les den imagen física.. En ambos casos extremos hay un miedo a la libertad responsable, un temor a adentrarnos en la incertidumbre actual siguiendo una senda  o sendas mas acorde con la ciudad que intuimos  que con lo que verdaderamente es.

Es verdad que esto es más difícil,  pero tenemos que atrevernos a asumir la responsabilidad y el protagonismo de resolver por nosotros mismos  nuestros propios problemas  y esta declaración de intenciones  no puede ser ajena de nuestras actuaciones. Cuanto mayor es nuestro miedo, mas larga es nuestra lista de excusas y justificaciones  para no hacer mejor las cosas. Necesitamos adoptar una visión mas proactiva e interactiva: proyectos y rutas de plan deben disponer de coherencia y de razón . No es una garantía absoluta , pero por lo menos es una senda que si depende de nosotros, de nuestro esfuerzo, de nuestro compromiso y de nuestro talento.

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