“ Al principio creo Dios los
cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían el
haz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de
las aguas”




La idea de balneario evoca un
lugar bello, amable, saludable, mar que sana, contacto con la naturaleza,
magia, nostalgia, silencio, serenidad. El corazón de los Baños del Carmen es el
mar que brota del horizonte lejano exótico, el barro que aporta la magia y lo
mítico, la energía, los minerales y las esencias que restablecerán nuestro
organismo exhausto. El hacinamiento, el desarrollo insalubre generado por la
revolución industrial en las ciudades, las fuertes desigualdades, la necesidad,
el hambre, el divorcio entre el campo beneficioso y la ciudad ruin, hacen que la burguesía se acerque a la
naturaleza y al mar buscando saciar el
entramado de oscuridades que la ciudad
manifiesta. El balneario será para esa burguesía, la ciudad del tiempo libre,
del goce, del campo verde, que el
desarrollo del ferrocarril pondrá al alcance
de los mas pudientes y poco a
poco de las clases medias. Es el lugar de encuentro entre la aristocracia y la
burguesía, que en Málaga será todo mas desdibujado. Allí se canalizaran
amoríos, intrigas, bailes y fiestas,
pero también es el lugar de la medicación, de la cura de enfermedades y de
dolencias variadas. Estos aspectos terapéuticos empezaran a decaer después de
la primera guerra mundial, que en España será mucho mas tarde, con el
desarrollo de la farmacología, con sus fármacos potentes y de acción rápida. El
tiempo ha pasado pero el mar, ese enorme espacio de silencio, ese mar que purifica,
que limpia, que vivifica, sigue estando ahí, aunque nosotros ya no entendamos
porque, ni para qué.
Fue quizás el ultimo balneario en
crearse en Málaga, la ultima mirada al mar, a partir de entonces Málaga fue
perdiendo ese gusto por sentir el mar. Se inauguró el 16 de julio de 1918,
sobre unos antiguos baños públicos (de algo le viene el problema al actual
balneario). Los baños eran cerrados, hombre y mujeres se bañaban por separado,
limitados por unas esteras que impedían la visión. Años mas tarde esta
costumbre se perdería por primera vez. En 1920 se construyó un embarcadero y
una pantalla para proyectar películas, un restaurante con bar y terraza, una
amplia zona verde, dos pista de tenis, donde se celebró el primer torneo de
tenis de Málaga. En 1922 ya se ofrecían conciertos y espectáculos, así como se
organizaban verbenas, que hicieron famosas las noches de verano en los baños.
A lo largo del tiempo, fue
perdiendo sus funciones, como espacio de ocio para las clases altas y medias,
pasando por lugar de encuentro de hippies, movimientos alternativos y mendigos,
aunque ha mantenido sus referencias decadentes y románticas.

Mi amigo, manager y dinamizador
del jazz malagueño Sergio García Obregozo me había avisado que aquella
noche en el Balneario habría un homenaje a un saxofonista y compositor
estadounidense de jazz inigualable, ya fallecido en 1986, Hank Mobley
creador del estilo hard bop. Ha sido uno de los grandes del jazz del
siglo XX, pero eso lo podéis ver en cualquier libro de jazz. Conforme me
acercaba a la puerta, el sonido del cuarteto que tocaba era mas entrañable: Daniel
Torres (saxo), Juan Galiardo (piano), Vasil Hadjigudeu (bajo) y Sergio Dias
(drums), que maravilla de músicos, en aquel lugar que parecía hecho para
tocar jazz.
La noche acabaría dulcemente, en
una charla amena, alrededor de los músicos de jazz, sus anécdotas y su futuro,
en la mesa estaba Sergio, Miguel Carrillo Villen, Charo García con su
chaqueta amarilla y yo mismo....así la dimensión sagrada del mar, la vida y
el jazz burbujeaban lo que nos dice el Génesis “ Al principio creo Dios los
cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían el
haz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de
las aguas”...y el enigma del sonido del jazz se juntaba con el silencio
del mar.
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