“ Al principio creo Dios los
cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían el
haz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de
las aguas”
Aquella noche decidí bajar al
Balneario del Carmen. Entrar al Balneario en la oscuridad de la noche, sin luz
del dia, solo con el suave sonido de las olas más allá, reconozco que en esos
momentos uno entiende porque a este espacio le cuesta tanto ser tocado por las manos de profesionales
ajenos o de empresas o entidades que no
saben que encierra este lugar. El Balneario tiene fantasmas, ninfas,
duendecillos, tiene gatos nocturnos, resonancias y ecos de otros tiempos. En
las ciudades hay espacios en los que la
vitalidad y la energía de hechos repetidos u ocurridos se concentran, y con un
poco de sensibilidad que uno tenga detecta que algo pasa, unos son
espirituales, otros de asesinatos ocurridos, de concentraciones ciudadanas, de
revueltas, de cultura y belleza que ha
forjado el lugar, de recreo, fiesta y ocio...etc. Son lugares que la ciudad
tiene llenos de magia como diría el arquitecto José Seguí “esos lugares llenos
de magia donde el ser humano desarrolla sus emociones de vivir” o “esa
percepción sensorial que provocan los vacíos o espacios públicos”.
En los baños del Carmen existía
un puerto pequeño conocido como Puerto de la Cantera, donde se cargaban piedras
de la Cantera de San Telmo para la construcción de las infraestructuras
necesarias para el desarrollo industrial y comercial de la Málaga del siglo XIX , sobre los restos de esa cantera del Monte de San Telmo se
construyó el balneario. Durante esta época la clase burguesa
adoptó el gusto por lo romántico en los proyectos urbanísticos, como fueron los casos de la Alameda
Principal, el Parque o los jardines de la Concepción y el Retiro, antecedentes
estilísticos de los Baños del Carmen.
El romanticismo fue un movimiento
cultural y político que se originó en Alemania e Inglaterra (fue este
romanticismo el que enganchó en Málaga no el proveniente de Francia), como
reacción contra el racionalismo de la Ilustración y el clasicismo, en el que se
da mayor prioridad a los sentimientos. Rompe con esa tradición clásica basada
en un conjunto de reglas esteoritipadas. La libertad es su autentica vocación,
por eso su rasgo revolucionario es incuestionable. Hay el romanticismo una
manera de sentir y de concebir la
naturaleza, la vida y el hombre de manera distinta, aunque en cada país e
incluso en lugares distintos dentro de una misma nación, presentará tendencias
diferentes, tales como el parnasianismo, el simbolismo, el decadentismo o el
prerrafaelismo, reunidas todas bajo la denominación de postromanticismo y que
acabó derivando en una de las corrientes vanguardistas del siglo XX mas
importantes , el surrealismo que llevó al extremo los postulados románticos.
La idea de balneario evoca un
lugar bello, amable, saludable, mar que sana, contacto con la naturaleza,
magia, nostalgia, silencio, serenidad. El corazón de los Baños del Carmen es el
mar que brota del horizonte lejano exótico, el barro que aporta la magia y lo
mítico, la energía, los minerales y las esencias que restablecerán nuestro
organismo exhausto. El hacinamiento, el desarrollo insalubre generado por la
revolución industrial en las ciudades, las fuertes desigualdades, la necesidad,
el hambre, el divorcio entre el campo beneficioso y la ciudad ruin, hacen que la burguesía se acerque a la
naturaleza y al mar buscando saciar el
entramado de oscuridades que la ciudad
manifiesta. El balneario será para esa burguesía, la ciudad del tiempo libre,
del goce, del campo verde, que el
desarrollo del ferrocarril pondrá al alcance
de los mas pudientes y poco a
poco de las clases medias. Es el lugar de encuentro entre la aristocracia y la
burguesía, que en Málaga será todo mas desdibujado. Allí se canalizaran
amoríos, intrigas, bailes y fiestas,
pero también es el lugar de la medicación, de la cura de enfermedades y de
dolencias variadas. Estos aspectos terapéuticos empezaran a decaer después de
la primera guerra mundial, que en España será mucho mas tarde, con el
desarrollo de la farmacología, con sus fármacos potentes y de acción rápida. El
tiempo ha pasado pero el mar, ese enorme espacio de silencio, ese mar que purifica,
que limpia, que vivifica, sigue estando ahí, aunque nosotros ya no entendamos
porque, ni para qué.
Fue quizás el ultimo balneario en
crearse en Málaga, la ultima mirada al mar, a partir de entonces Málaga fue
perdiendo ese gusto por sentir el mar. Se inauguró el 16 de julio de 1918,
sobre unos antiguos baños públicos (de algo le viene el problema al actual
balneario). Los baños eran cerrados, hombre y mujeres se bañaban por separado,
limitados por unas esteras que impedían la visión. Años mas tarde esta
costumbre se perdería por primera vez. En 1920 se construyó un embarcadero y
una pantalla para proyectar películas, un restaurante con bar y terraza, una
amplia zona verde, dos pista de tenis, donde se celebró el primer torneo de
tenis de Málaga. En 1922 ya se ofrecían conciertos y espectáculos, así como se
organizaban verbenas, que hicieron famosas las noches de verano en los baños.
A lo largo del tiempo, fue
perdiendo sus funciones, como espacio de ocio para las clases altas y medias,
pasando por lugar de encuentro de hippies, movimientos alternativos y mendigos,
aunque ha mantenido sus referencias decadentes y románticas.
Cuando llegué aquella noche, a
pesar de su descomposición o por eso, sentí que era como el Jordan o el Ganges,
el mar ritualizaba los solcitos, el mar lo limpia todo, es sagrado o
misterioso, no podría explicar, porqué buscamos la proximidad del agua del mar,
del nacimiento de la tierra, el mar tiene algo inexplicable que actúa.
Mi amigo, manager y dinamizador
del jazz malagueño Sergio García Obregozo me había avisado que aquella
noche en el Balneario habría un homenaje a un saxofonista y compositor
estadounidense de jazz inigualable, ya fallecido en 1986, Hank Mobley
creador del estilo hard bop. Ha sido uno de los grandes del jazz del
siglo XX, pero eso lo podéis ver en cualquier libro de jazz. Conforme me
acercaba a la puerta, el sonido del cuarteto que tocaba era mas entrañable: Daniel
Torres (saxo), Juan Galiardo (piano), Vasil Hadjigudeu (bajo) y Sergio Dias
(drums), que maravilla de músicos, en aquel lugar que parecía hecho para
tocar jazz.
La noche acabaría dulcemente, en
una charla amena, alrededor de los músicos de jazz, sus anécdotas y su futuro,
en la mesa estaba Sergio, Miguel Carrillo Villen, Charo García con su
chaqueta amarilla y yo mismo....así la dimensión sagrada del mar, la vida y
el jazz burbujeaban lo que nos dice el Génesis “ Al principio creo Dios los
cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían el
haz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de
las aguas”...y el enigma del sonido del jazz se juntaba con el silencio
del mar.
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