¿Cómo
se fijan los límites? ¿Qué límites no son negociables?¿Cómo los
decidimos?
Trata
de mantener una actitud abierta al diálogo con tu hijo/a y deja que
participe lo máximo posible en la creación y mantenimiento de
normas de conductas familiares.
Ser
autoritario, tener normas y reglas, no significa generar frustración,
rencor o trastornos en nuestros hijos. Las consecuencias de sus actos
deben ser esporádicas, previsibles, y claramente delimitadas.
Debes
seleccionar y discernir las conductas que quieres cambiar. No
identifiques la personalidad de tu hijo con su comportamiento. Tu
hijo no se comporta igual en todas las situaciones, no lo hace con la
misma frecuencia o intensidad, y es importante que identifiques que
situaciones fomentan ese tipo de comportamientos, es decir, que
ocurre antes y que ocurre después.
¿Qué
ocurre? ¿Cuándo ocurre? ¿Con quién? ¿Cuánto? ¿Cómo?
Si
quieres que aumente una conducta trata de que a su ejecución le siga
una gratificación. Debes conocer que cosas motivan a tu hijo.
Si
quieres que disminuya una conducta trata de que a su ejecución le
siga la desaparición de una gratificación
o la aparición de un castigo.
Esto tiene que estar SIEMPRE HABLADO CON ANTERIORIDAD. Debe saber el
niño que va a ocurrir. Y sobre todo es eficaz si es ESPORADICO,
PREVISIBLE Y DELIMITADO.
Es
importante que al principio seamos constantes para que poco a poco se
noten cambios. Cuando el aprendizaje se vaya consiguiendo, debes ir
poco a poco disminuyendo gradualmente las gratificaciones. Pero nunca
dejes de decir palabras de aliento, sonrisas o un poco de atención
cuando se realicen las conductas deseadas.
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