Es la que ayuda a los hijos
a desear hacer las cosas bien, a estar motivados. Es aprender a aceptar las
normas por convencimiento. A medida que los niños aprenden a aceptar las normas
por miedo a una sanción o en espera de un premio, es necesario ir enriqueciendo
el aprendizaje con razonamientos.
Tratar de razonar con tus
hijos por qué aceptas una petición suya o rechazas una demanda o exiges una
conducta determinada. Si después de razonar y escuchar a tu hijo, no llegáis a
acuerdo, recuerda que tu pones las normas. Tu decisión es la última. A medida
que crece nuestro hijo debemos utilizar con mas frecuencia una disciplina
razonada e inteligente además de seguir con gratificaciones y consecuencias,
con el objetivo de que sea él mismo quien controle su propia conducta.
- Toda conducta se aprende, y por tanto, se puede
cambiar.
- Siempre que sea posible, deja que tu hijo
reciba las consecuencias lógicas y naturales de su conducta y no castigos
artificiales puestos por uno.
- Explica, explica, explica, no te canses de
explicarle las cosas. Mil veces si es necesario. Es imposible controlar lo
que nuestros hijos aprenden. No te canses de hablar (NO DISCUTIR) con tu
hijo.
- Cuando busques un cambio. Propón pequeñas metas
fáciles de conseguir. Una gran meta no alcanzada es una frustración. Una
pequeña meta conseguida es una victoria. No tengas prisa.
- No te frustres, la motivación natural no
existe, llegar a realizar algo o disfrutar de algo requiere tiempo y
esfuerzo.
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