lunes, 21 de septiembre de 2015

SI QUIERES PASEAR POR LA CIUDAD MIRA LAS ESTRELLAS.escrito por Vicente Seguí Pérez




El fin de semana pasado, 11 y 12 de Septiembre asistí al VII Taller Internacional que organizó la Revista Geometría en Granada sobre Arquitectura, Paisaje y Territorio, gran parte basado en la Alambra  y en todas sus simbologías y vinculaciones urbanas. José Seguí, arquitecto, animador cultural, director de la Revista Geometría e impulsor del urbanismo y de la arquitectura, una vez mas acertó a organizar este workshop apoyado por la organización de las Escuelas de Arquitectura de Jaén y Granada.

El titulo de este post, se debe a un comentario de Juan Domínguez Santos, de que las disciplinas hay que trabajarlas desde ámbitos distintos de las mismas, acertada idea, que recuerda mi forma de trabajar.

Quisiera hacer algunas reflexiones al amparo de este Taller. ¿Es la ciudad un recurso?, si y no, según lo que entendamos como recurso. Si lo entendemos como un bien, o un insumo  o un medio de subsistencia para conseguir determinados intereses o satisfacer un fin o una necesidad, como suele ser lo mas común en acumulación de capital, es un grave error, continuamente demostrado a lo largo de la experiencia urbana de la practica y gestión de las ciudades.  Reducir la ciudad a ello, nos lleva a situaciones muy anómalas, que hemos sufrido y seguimos padeciendo, actualmente con la industria masiva turística. En este sentido la ponencia de Lourdes Rojo Naranjo fue muy clarificadora para bien y para mal, al exponer como el patrimonio cultural de los cascos históricos de las ciudades  se ha reducido a un simple recurso de producción de esta industria.

La ciudad no es un recurso en si misma,  puede sustentar recursos, medios o bienes, que debidamente regulados la ciudad los sustenta y los puede generar e intercambiar. Pero la ciudad es sobre todo formas de vida y relaciones. Pero si la ciudad no es vida, no es nada. La ciudad puede sustentar relaciones de intercambio, pero no es en si misma un bien, ni  un objeto, no es una mina que se expolia, ni es un campo de trigo o de soja que se explota. No es una industria de producción, ni inmobiliaria, ni turística, ni siquiera cultural, no es un megamuseo, ni un recorrido cultural para turistas. No tenemos que hacer estrategias de producción de ciudad, ni planes de producción, aunque si podemos intentar y regular las relaciones que posibiliten la eficiencia de las pertenencias de los mercados. Pero la ciudad en si no es un mercado económico.

Ahora bien, si entendemos la palabra “recurso” del latín “recursus” y del participio perfecto de este “recurrere” (regresar), de “re” (nuevamente) y “currere” (correr), igual la ciudad tiene algo de esto, de regreso de nuevo al Hogar, al Ser, a Itaca,  a esa Inteligencia Profunda que el ser humano busca siempre conocer “Conocete a ti mismo”.


¿Cómo entender el patrimonio de las ciudades?, Juan Domínguez  Santos arquitecto y profesor de Proyectos en la ETSA de Granada, desarrolló el concepto recorriendo un significado personal. El Patrimonio es un deposito colectivo y personal de ideas y experiencias, recurrencias formales que se relacionan con el imaginario del paisaje urbano. Que gran expolio significa destruir, pero también  corromper  o momificar el patrimonio, negarles la vida, es decir el uso, su capacidad de movimiento, su capacidad de existencia urbana. El debate está aquí, no en que es lo autentico o lo falso. Si no mas bien, qué hemos negado, qué hemos corrompido de nuestro patrimonio urbano. Negar o corromper algo es dejar de amarlo, dejar de sentir o percibir un paisaje arquitectónico, arrinconarlo al margen del que hacer de la ciudad . El patrimonio no es un objeto inerme, es un paisaje material repleto de cualidades y naturalidades. Su energía y expresión es distinta  según nuestra experiencia, cambiante según nuestras necesidades. De manera que conforme abandonamos la materialidad del paisaje fluye el Ser del paisaje arquitectónico. 


¿Qué inteligencia hay detrás de esa construcción  que ha alcanzado el Ser imaginario?. Detrás de algo muy sólido puede haber algo muy frágil y fugaz y al revés. Detrás de cada microcosmos patrimonial hay otro microcosmos  para descubrir. Debemos separar los velos para intuir esa Inteligencia Profunda del edificio cuyos autores lo hicieron posible. Los limites  del paisaje son difusos. Estos patrimonios tienen la capacidad, al igual que los jardines y la naturaleza de acercarnos a pensar la ciudad, a volver a entenderla, a aportar nuevas soluciones desde ellos, y lo interesante es que son capaces de darlos en épocas distintas. Juan Domingo expuso tres ejemplos esplendidos de este patrimonio lleno de Inteligencia Profunda: La Alhambra de Granada;  Villa Adriana,  uno de los más famosos complejos arqueológicos romanos, situado a 23 kilómetros de Roma, en las afueras de Tivoli, declarado Patrimonio de la Humanidad  por la UNESCO en 1999, relacionada con la Capilla de “Notre Dame du Aut.” en Ronchamp Edificada por Le Corbusier en 1954 (Le Corbusier  dibujo y admiro Villa Adriana en su viaje a esta en 1911 y mágicamente tradujo en Roncamp) y la Catedral de Santiago de Compostela.




Pedro Salmerón, arquitecto, con un conocimiento y experiencia de trabajo con el patrimonio extenso que ha marcado fuertemente su trayectoria profesional, nos dejó un recado de actualidad, los visitantes crean stress en nuestras ciudades y en el patrimonio. El stress urbano es un hecho  hoy en muchas de nuestras ciudades y no podemos abandonarlas a su suerte.