El fin de semana pasado, 11 y 12 de Septiembre asistí al VII Taller Internacional que
organizó la Revista Geometría en Granada sobre Arquitectura, Paisaje y
Territorio, gran parte basado en la Alambra y en todas sus
simbologías y vinculaciones urbanas. José
Seguí, arquitecto, animador cultural, director de la Revista Geometría e
impulsor del urbanismo y de la arquitectura, una vez mas acertó a organizar
este workshop apoyado por la organización de las Escuelas de Arquitectura de Jaén y
Granada.
El titulo de este post, se debe a un comentario de Juan Domínguez Santos, de que
las disciplinas hay que trabajarlas desde ámbitos distintos de las mismas,
acertada idea, que recuerda mi forma de trabajar.
Quisiera hacer algunas reflexiones al amparo de este Taller. ¿Es
la ciudad un recurso?, si y no, según lo que entendamos como recurso. Si lo
entendemos como un bien, o un insumo o un medio de subsistencia para
conseguir determinados intereses o satisfacer un fin o una necesidad, como
suele ser lo mas común en acumulación de capital, es un grave error,
continuamente demostrado a lo largo de la experiencia urbana de la practica y
gestión de las ciudades. Reducir la ciudad a ello, nos lleva a situaciones
muy anómalas, que hemos sufrido y seguimos padeciendo, actualmente con la
industria masiva turística. En este sentido la ponencia de Lourdes Rojo Naranjo fue muy clarificadora para bien y para
mal, al exponer como el patrimonio cultural de los cascos históricos de las
ciudades se ha reducido a un simple recurso de producción de esta
industria.
La ciudad no es un recurso en si misma, puede sustentar
recursos, medios o bienes, que debidamente regulados la ciudad los sustenta y
los puede generar e intercambiar. Pero la ciudad es sobre todo formas de vida y
relaciones. Pero si la ciudad no es vida, no es nada. La ciudad puede sustentar
relaciones de intercambio, pero no es en si misma un bien, ni un objeto,
no es una mina que se expolia, ni es un campo de trigo o de soja que se
explota. No es una industria de producción, ni inmobiliaria, ni turística, ni
siquiera cultural, no es un megamuseo, ni un recorrido cultural para turistas.
No tenemos que hacer estrategias de producción de ciudad, ni planes de producción,
aunque si podemos intentar y regular las relaciones que posibiliten la
eficiencia de las pertenencias de los mercados. Pero la ciudad en si no es un
mercado económico.
Ahora bien, si entendemos la palabra “recurso” del latín
“recursus” y del participio perfecto de este “recurrere” (regresar), de “re”
(nuevamente) y “currere” (correr), igual la ciudad tiene algo de esto, de
regreso de nuevo al Hogar, al Ser, a Itaca, a esa Inteligencia Profunda
que el ser humano busca siempre conocer “Conocete a ti mismo”.
¿Cómo entender el patrimonio de las ciudades?, Juan Domínguez Santos arquitecto y profesor de Proyectos en
la ETSA de Granada, desarrolló el concepto recorriendo un significado personal.
El Patrimonio es un deposito colectivo y personal de ideas y experiencias,
recurrencias formales que se relacionan con el imaginario del paisaje urbano. Que gran expolio significa destruir,
pero también corromper o momificar el patrimonio, negarles la vida,
es decir el uso, su capacidad de movimiento, su capacidad de existencia urbana.
El debate está aquí, no en que es lo autentico o lo falso. Si no mas bien, qué
hemos negado, qué hemos corrompido de nuestro patrimonio urbano. Negar o
corromper algo es dejar de amarlo, dejar de sentir o percibir un paisaje arquitectónico,
arrinconarlo al margen del que hacer de la ciudad . El patrimonio no es un
objeto inerme, es un paisaje material repleto de cualidades y naturalidades. Su
energía y expresión es distinta según nuestra experiencia, cambiante
según nuestras necesidades. De manera que conforme abandonamos la materialidad
del paisaje fluye el Ser del paisaje arquitectónico.
¿Qué inteligencia hay detrás de esa construcción que ha
alcanzado el Ser imaginario?. Detrás de algo muy sólido puede haber algo muy
frágil y fugaz y al revés. Detrás de cada microcosmos patrimonial hay otro
microcosmos para descubrir. Debemos separar los velos para intuir esa
Inteligencia Profunda del edificio cuyos autores lo hicieron posible. Los
limites del paisaje son difusos. Estos patrimonios tienen la capacidad,
al igual que los jardines y la naturaleza de acercarnos a pensar la ciudad, a
volver a entenderla, a aportar nuevas soluciones desde ellos, y lo interesante
es que son capaces de darlos en épocas distintas. Juan Domingo expuso tres
ejemplos esplendidos de este patrimonio lleno de Inteligencia Profunda: La
Alhambra de Granada; Villa Adriana, uno de los más famosos
complejos arqueológicos romanos, situado a 23 kilómetros de Roma,
en las afueras de Tivoli, declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO en 1999, relacionada con la Capilla de “Notre Dame du Aut.” en Ronchamp
Edificada por Le Corbusier en 1954 (Le Corbusier dibujo y admiro Villa
Adriana en su viaje a esta en 1911 y mágicamente tradujo en Roncamp) y la
Catedral de Santiago de Compostela.
Pedro Salmerón, arquitecto, con un conocimiento y experiencia de
trabajo con el patrimonio extenso que ha marcado fuertemente su trayectoria
profesional, nos dejó un recado de actualidad, los visitantes crean stress en
nuestras ciudades y en el patrimonio. El stress urbano es un hecho hoy en
muchas de nuestras ciudades y no podemos abandonarlas a su suerte.