Como
economista, y como ser humano, tengo la impresión que todo es fugaz,
frágil e irreversible, que no hay tanta vuelta al equilibrio newtoniano, como
la teoría económica clásica predice. Nos empeñamos en creer y repetir que
después de una crisis las cosas volverán a ser iguales que antes de ella. Pero
no es así, todo proceso de degradación económico es irreversible una vez
iniciado. Nada es reversible, todo cambia una vez que empieza a moverse.
Einstein,
a los 23 años, con un grupo de amigos, que se reunían en la Academia Olimpia,
sugirió que el primer libro a leer fuera “La Gramática de la Ciencia” de
Pearson. Este libro trataba sobre varios temas que más tarde se
convirtieron en parte de las teorías de Einstein y otros científicos. Pearson
aseveró que las leyes de la naturaleza son relativas a la habilidad perceptiva
del observador. La irreversibilidad de los procesos naturales, decía Pearson,
es puramente una concepción relativa. Un observador que viaja a exactamente la
velocidad de la luz vería un eterno momento, o una ausencia de movimiento. Él
especuló que un observador que viaje más deprisa que la luz podría ver el
tiempo al revés, de manera similar a una película de cine puesta al revés. Pearson
también discutió la antimateria, la cuarta dimensión y las “arrugas“
en el tiempo. Su relativismo está basado en el idealismo, en el
sentido de ideas o imágenes para la mente.
En
realidad nada conduce a nada, o todo conduce a todo, es decir nada cuando se
mueve vuelve al mismo sitio, tampoco a ningún equilibrio, a lo mejor a
una cierta entropía, la entropía nos describe lo irreversible de los
sistemas . La palabra entropía procede del griego (ντροπία)
y significa evolución o transformación. Dicen, que después de la tempestad
viene la calma, pero cuanto hemos dejado por el camino, cuanto ha quedado
devastado, cuantos costes se han producido.
Georgescu-Roegen
introdujo en la economía, entre otros, el concepto de entropía
(cuando planteó que la economía neoclásica era diseñada desde la física
newtoniana) y realizó trabajos fundacionales que después desarrollaría en
la economía evolucionaria. Sus trabajos contribuyeron significativamente a
la bioeconomia o economía ecológica La economía
ecológica se define como la "ciencia de la gestión de la
sustentabilidad"1 o
como el estudio y valoración de la (in)sostenibilidad. Es un conjunto de
modelos de producción que toman en consideración variables ambientales y
sociales. A diferencia de la economía marrón que es la administración eficaz y
razonable de los bienes que se basa en la persecución del crecimiento económico
a través del uso óptimo de insumos y factores de producción. y son la base
de la teoría del decrecimiento o del acrecimiento, ya que el objetivo es
insistir en abandonar el objetivo del crecimiento por el crecimiento.
Georgescu-Roegen
criticó lo que se enseñaba en las facultades de economía porque simplificaban
la realidad y la falsean para adecuarla a sus ecuaciones. La encomia clásica
suele suponer que el hombre tiene un comportamiento robotizada económico, que
busca su máximo beneficio. Para él, «la economía debe ser una rama de la
biología (...). Somos una de las especies biológicas de este planeta, y como
tal estamos sometidos a todas las leyes que gobiernan la existencia de la vida
terrestre». Su obra más famosa,”La Ley de la Entropía y el Proceso
Económico” (1971), se considera obra fundacional la economía ecológica y
base de la teoría del decrecimiento económico.
Unió lazos
entre la economiza, la termodinámica y la biología, de donde surgió su
bioeconomia, rama conocida posteriormente como economía ecológica. En todo
movimiento de energía, siempre hay una parte de la energía que se degrada y que
se pierde para el aprovechamiento humano (segundo principio de la
termodinámica). «Durante el uso de materiales, siempre hay una parte que se
degrada y que es imposible de recuperar, ni con los métodos más futuristas de
reciclado.».
Su
conclusión más importante es que el crecimiento económico no es la
solución a los problemas económicos, y es la principal causa del problema
ambiental: «Es imposible un crecimiento exponencial indefinido en un medio
ambiente que es finito.» Por ello, defendió una disminución gradual de
la población hasta el nivel que pueda alimentarse con agricultura
ecológica. También remarcó la gravedad de fabricar mercancías con alto coste
ecológico. Decía que «las ventajas de la mecanización son incuestionables»,
pero «tales ventajas no dejan de tener un precio». Georgescu-Roegen no es
contrario ala tecnología, sino que resalta la necesidad de reflexionar sobre
sus aplicaciones para distribuir bien los finitos recursos del planeta, entre
todas las generaciones. El problema es complejo, pero concluye algo
extraordinariamente triste y preocupante, argumentado de forma intachable:
«Todo niño nacido ahora significa una vida humana menos en el futuro. Pero
también, todo automóvil Cadillac producido en cualquier momento significa menos
vidas en el futuro.» El factor limitante no es la finita energía solar,
sino los recursos naturales de nuestro planeta. Le preocupaba el
poco uso industrial de la energía solar y el problema de los residuos, y
propuso seriamente cerrar los ciclos de materiales, pero principalmente reducir
el consumo de recursos: Los ciudadanos de los países ricos deben hacer
conciencia acerca de los "crímenes bioeconómicos" que suponen actos
como cambiar de coche o de teléfono frecuentemente, redecorar sus casas. Es
preciso superar las modas, orientar la fabricación hacia productos de alta
duración y facilitar la reparación de los bienes (no tirar unos zapatos por un
cordón roto): sacar el máximo partido a todo lo que usamos.
«Cualquier
producción necesita transformar una energía accesible en calor, y el proceso es
irreversible. Es decir, la energía utilizada ya no puede servir. Extraemos, utilizamos,
desechamos... y regresamos al inicio del ciclo, con la diferencia de que el
nivel de energía disponible disminuyó.”
La
vida no se repite, no hay segundas oportunidades, para volver al punto de
partida, nada vuelve a ser lo mismo, nada es reversible. Por eso necesitamos
gestión inteligente de los recursos, dejar de crecer “Si has tomado
veneno, debes deshacerte de las sustancias que te enferman. Permitámonos
entonces aplicar un lavado de estómago a las doctrinas del crecimiento
económico que nos han sido introducidos en alimentación forzada durante
décadas”. prestar atención a lo que no vuelve, a lo que es frágil en
nuestro entorno.