El arquitecto José Seguí
alumbró la Revista Geometría hace ya muchos años, en ella han colaborado muchos otros profesionales
como Rosa Barba, Paola Fallini, Angel Isaac, Manuel Sola Morales...etc,. Ello
ocurrió cuando su impulso interior recreó la necesidad de entender mucho mas a
las ciudades, los territorios y el paisaje. Cuando su obsesión por aprender,
que se sigue manteniendo, le llevó a abrirse a un mundo que empezaba ser
global, aunque no homogéneo. La Revista
Geometría, que organizó el VII Taller Internacional de Arquitectura,
Territorio y Paisaje en Granada los días 11 y 12 de septiembre de 2015,
encierra la idea de que la ciudad es una geometría “sagrada”, un archipiélago,
mas que un océano, una ciudadela soportada por una Geometría Inteligente
Profunda.
Reflexionando con José Seguí,
desde su esplendida exposición en el Taller mencionado, podemos decir que sabíamos que la ciudad era dual, con
llenos y vacíos, pero no sabíamos que era lo mismo, o mejor que no era lo
mismo, pero formaban parte de lo mismo, del silencio de la ciudad, de la
ciudadanía que es la que justifica todo el ensamblaje de formas y paisajes
arquitectónicos. La ciudad se mestiza continuamente, mediante una imparable e
infinita mutación de formas y relaciones, pero la buena geometría sagrada
sustenta y ordena ese caos, de manera que convierte el caos en orden. No es el
orden que algunos desean , el orden de sus intereses, sino otro orden surgido
de esa geometría profunda que siempre nos sorprende, que no se puede controlar,
aunque si observar y difícil comprender.
Como dice José Seguí, no
obstante las periferias que están surgiendo y han surgido en nuestras ciudades,
no se hacen sin control, sino con ese control dirigido torpe aunque lleno de pertenencias
interesadas. Con las periferias aprendemos a saber que es lo que no hay que
hacer, se convierten, en el mejor de los casos y para desgracia, en laboratorios de análisis sociales, nunca
sabemos que pasará allí, como vivirá la gente, aunque tenemos idea por
experiencia que las cosas no irán bien . Porque de alguna forma en las
periferias siempre se niega todo, sobre todo aquello que tienen mas cercano y
que seria su solución , el dialogo con la naturaleza, la utilización de la
naturaleza , del territorio, de la topografía como elementos de hacer ciudad.
Muchas veces la incapacidad de la
arquitectura, radica en esa negación, en la ignorancia de no saber quien
produce las ideas, de donde proviene la inteligencia creativa. No es del ego
cerrado del arquitecto, ni es de su “yo” personal, sino de una geometría
inteligente, que si se sabe acudir a ella, guía el orden mas adecuado. Pero
¿qué sabe el arquitecto de hoy de geometría?¿qué sabe de Euclides? ¿qué sabe de
geometría fractal? ¿qué sabe de lo sagrado, de los ciudadanos, de las
emociones, o sentimientos ...? seguramente poco. Los arquitectos no se han dado
cuenta que ellos no aportan la felicidad, sino que en el mejor de los casos
pueden intermediar, si se llenan las manos de barro, y ser felices gracias a
esa ciudadanía y geometría que les enseña el camino de la felicidad, pueden ser
felices si aprenden a cooperar con esa geometría natural. Es esa geometría
natural provinente del fondo de los seres humanaos y de la naturaleza la que
hace la ciudad, la ciudad que nos gusta, que nos enamora, que nos da belleza,
paz y silencio.
Con
Antonio Barrionuevo Ferrer, arquitecto, Profesor de la E.T.S. de Arquitectura de Sevilla, desde 1973 hasta la actualidad en el Departamento de Proyectos Arquitectónicos, pudimos reflexionar con el paisaje como concepto artificial, subjetivo. El paisaje es un hecho negociado, un acuerdo común, en el hay componentes emocionales, es lo que percibimos. Mientras que el territorio, es mas un concepto objetivo, conforma nuestro tablero de juego, no tiene componentes emocionales , tiene un carácter científico y técnico, instrumental. En cualquier caso ambos están necesitados de filosofía, curiosa cuestión a nadie parece serle útil la filosofía pero todos acabamos sacudiendo a ella para comprender, a fin de cuentas somos habitantes de nuestras consecuencias.
También se puso sobre la mesa el tema de la diferencia entre las escalas de trabajo. La ciudad se organiza a través de la geografía, del territorio. Saber en que escala estoy, y como paso de una escala a otra es importante, esa conversión de escalas nos obliga a mentes distintas de análisis. El lugar, la naturaleza, la cultura y el modo de habitar el espacio se convierten en cuestiones básicas de un proyecto. En el caso de un espacio público, que es como la casa de todos, no encontramos limites, no se cierra el debate, esta es la grandeza pero también el fracaso de muchos espacios públicos, querer ser todo. Eso no ocurre con los espacios íntimos, privados. En cualquier caso los proyectos deben hacer el espacio habitable, hasta el campo debe ser habitable, cada uno tendrá sus valores propios, pero es necesario ser realistas. La arquitectura debe conectar con la sociedad solidaria. La Razón es la presencia principal de un proyecto, y el estilo debe quedar sobornado a la Razón.
Antonio Barrionuevo expuso tres proyectos propios para explicar sus ideas: la remodelación,
los Jardines de Cristina en Sevilla se han convertido en un jardín poético, un jardín que homenajea a la Generación del 27; el Acondicionamiento de las Riberas del Río Guadalquivir. Margen Izquierda. Tramo: Puente de San Telmo – Puente de los Remedio y el Parque de la Bahia de Cadiz.
Fue una gran sorpresa la intervención de la arquitecta
malagueña Lorena Garzaran . Si con Antonio Barrionuevo recordamos los proyectos de la Coracha y de los
alrededores de la Alzaba de Málaga, ambos
llenos de imaginación y en el primer caso demolido en una noche por la
alcaldesa Celia Villalobos. Lorena nos trajo una propuesta colectiva para
los Baños del Carmen, uno de los espacios mas emocionales y románticos
que quedan en Málaga. Utilizando en su redacción una metodología de mediación y
participación de los vecinos, Asociaciones e interesados, mediante un proceso
de negociación. El mantenimiento de su identidad esta en la base de su
recuperación . Esta espacio, postal de la ciudad, “es un paraíso entre el mar y
la montaña”.
“A quien mira lejos Dios le lleva
mas lejos” con esta frase empezó el arquitecto Carlos Hernandez Pezzi su
exposición La ciudad esta siendo hoy
fuertemente acosada por la industria masiva turística, la hostelera, el trafico
y la desigualdad que genera el paro. La ciudad no es una narración, ni un
relato imaginario, ni siquiera una percepción, puede que en el hacer poético
sirva , pero sobre todo es algo tangible, como la vida, única razón de ser de
la ciudad. Mitigar este stress urbano es el papel de los urbanistas hoy. Es
necesario devolver a los centros histéricos su razón de ser, la vida, sacarlos
de su histerismo, devolverles la porosidad, su orden, su geometría y
sensualidad propia. Esa mirada que Walter Benjamin reivindicaba en el Paseante. No podemos
necrosar, ni musualizar el centro para turistas, como si de un hall o recibidor
se tratara, al turista se le pasea por este hall falso, sin vida, que nada sabe
de la ciudad real. Ante esta estático fósil debemos oponer la transformación
sostenible. La urbanística debe convertirse también en altavoz que exponga y reivindique estas cuestiones
tan actuales.
Con Carlos Hernández,
llegamos a la clausura, no sin antes comprometernos todos al próximo Taller
Internacional de la Revista Geometría. Allí estaremos.