miércoles, 27 de febrero de 2013

LO QUE NOS ESTREMECE A LOS MALAGUEÑOS DE HOY

Lo que nos estremece a los malagueños de hoy, y a la vez nos agrupa en nuestra ramplona cotidianidad es una especie de fraternidad sigilosa, de miseria conjunta, no ya tanto sobre la materialidad disponible, que resulta evidente que cada vez es mas efímera, vacía e inconsistente, sino sobre la revelación visible que hoy tenemos del proceso del vivir y sobrevivir diario en nuestra ciudad. La incertidumbre que respiramos y el tesón de persistir no obstante que exhalamos en esta ciudad es tan patente que cada día más nos cuesta conocer el mapa impreso de esta ciudad que aunque no puede darse por acabada mientras dure la vida y la imaginación permanezca activa, ha dejado de respirar. Lo que nos había parecido definitivo ahora sucumbe a tachaduras y borrones furiosos..

Al cabo de un rato observando pasajes y nombres que me cuestan descifrar y reconocer, surgen por primera vez, delante de mí, como se vería en otro tiempo formarse una fotografía en el liquido del revelado, fragmentos de algo que antes formaban parte del progreso y de la esperanza y que ahora forma parte de mi archivo indeleble de conocimiento de la ciudad..Ya creo poco en la química de la ficción, el relato oficial cuenta tan mal la actualidad y lo versionea igualmente tan mal que he dejado de corregir los brotes de hiedra selváticas de nuevas ocurrencias malintencionadas que surgen a cada momento en el hacer cotidiano de esta ciudad inspirada a golpes sucesivos de olas contra una orilla en la que el mar no se apacigua nunca .

No se que quiero anotar, todo cabe igual, una metáfora inusitada, un comentario trivial escuchado al paso por la calle o uno de esos giros pomposos que infectan el día a día el habla común y el lenguaje de los periódicos. 

Solo al final del día, después de haber estado enclaustrado en cortinajes echados y paredes forradas , aprovecho mis penúltimas fuerzas para salir a ver alguna cosa que me interese, para visitar algún lugar que deseo o encontrar a alguien que me suministre alguna dosis del material con el que modelar una realidad que se me escapa de entre las manos. 

Jean Cocteau visito una noche de invierno a Marcel Proust, durante la guerra y al verlo envuelto en mantas y pieles, en su gran piso helado, pensó que se parecía al capitán Nemo después de quedarse solo en su submarino. Algo de esto me ocurre delante del temblor actual de lo real que me resulta fugitivo y frágil cuando no agónico y enfermo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ESTE BLOG MEJORA CON TUS COMENTARIOS