lunes, 3 de diciembre de 2012

EL URBANISMO ES LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD, EL PLACER DE ENTENDER


El urbanismo no está hecho para dirigir la ciudad, sino para mirarla , enseñarla y comprenderla. Seguimos empeñados en secuestrar la ciudad, para que solo diga y haga lo que quieren algunos planificadores que diga y haga. Los técnicos y políticos metidos a  dioses urbanos no logran comprender que la ciudad como la vida  no se controla aunque si se abraza.
De alguna forma la ciudad es como una “feliz desilusión”, porque la pasión urbana planificada es ilusoria, como todos los intentos por controlar la vida. La felicidad técnica de la planificación es ficticia y la desgracia verdadera, autentica. Los urbanistas aman las ilusiones que ellos mismos  se hacen acerca del otro, se alegran por sus proyectos de futuro , sin que hayan aprendido de verdad a amar al otro, al sujeto real, al verdadero hacedor de la ciudad: el ciudadano.
El urbanismo esta siempre de lado del amor verdadero. Si la ciudad no se corresponde con las ilusiones del urbanista, tal vez no se equivoque la ciudad, sino esas ilusiones que son vanas. Si es al revés, mejor me libero de esas ilusiones. Si aceptamos a la ciudad tal como es, no manipulada ni contaminada, entonces la amaremos tal como es y lo que llamamos una feliz desilusión, será un encuentro con la sabiduría.
El urbanismo es la búsqueda de la verdad, el placer de entender. Nos gusta mas entender que no entender. Aunque sobre todo lo que mas nos interesa es buscar la mayor verdad posible, la mayor felicidad posible, intentando articular ambas cosas.
Buscar la felicidad en la planificación ilusoria es otra cosa. El urbanista en el fondo tiene dos amores : la verdad, la razón, entender y la felicidad. Intenta vivir ambos amores juntos pero debe privilegiar a la verdad.. El hecho de que un proyecto o un plan le haga feliz  no quiere decir que tenga que proyectarlo o pensarlo en términos profesionales , porque muchas ideas urbanas nos hacen felices mas fácilmente que muchas verdades . La felicidad es el objetivo pero la verdad es el camino.
Hoy no sabemos ni el objetivo ni el camino y nos perdemos en vanas ilusiones cuando no en restricciones producto de nuestros miedos. Hecho de menos la Málaga de la libertad y de la luz de mi infancia y mi juventud, la Málaga de las identidades mas locales que me hacían diferenciar sus partes tanto en el pensamiento como en mis rutas peatonales interminables, la que me hacia relacionar los entornos y guiarme entre ellos sin perderme, la que tenia sabiduría en las dimensiones físicas de sus espacios urbanas, aquella en la que los distintos modos de vida influenciaban a la ciudad, la Málaga que anhelaba la gestión urbana de la economía, la cultura "gloca"l: centro y periferia razonando y dialogando o el valor  de la gobernanza urbana en sus habitantes y en sus procesos. Hecho de menos ese urbanismo que no dirigía sino que abrazaba y enseñaba y por el que yo deambulaba repleto de luz y de libertad.

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