lunes, 19 de abril de 2021

DISEÑO URBANO Y DISTANCIAMIENTO SOCIAL



Durante todo este año de pandemia venimos dándole vueltas al concepto de distancia social como una de las principales herramientas para evitar el contagio del covid-19 y reducir la propagación del mismo. Ha sido y todavía es, el instrumento básico para disminuir los valores de transmisión. La distancia social, la estimamos en un metro y medio o dos metros, depende de muchos factores que ahora no vienen al caso. La distancia social como instrumento disuasor de la epidemia tiene una relación directa importante con la densidad de población, y por tanto, con el grado y la morfología de la urbanización que la sustenta.

Es en las grandes ciudades, y sobre todo en los “trozos” de ciudad más densos y peor configurados en términos de estándares de diseño social, donde encontramos los riesgos más elevados para la propagación de la infección, con consecuencias graves, en términos directos e indirectos, ya que la densidad de población, los niveles de renta y de cultura, y los errores de diseño social-urbano, obligan a compartir espacios y dispositivos, de maneras no adecuadas, con mayor asiduidad con otras personas,.

La distancia social es un estándar de diseño urbano y de salud, pasando desde el contacto íntimo de las personas, al auto-aislamiento de las nuevas soledades no-deseadas, y sus relaciones, en todos los casos, con los entornos.

La disciplina que estudia la relación espacial entre personas como manifestación social y significante se llama “proxémica”. Es decir, experimenta la relación que las personas tenemos con el espacio, o con la comunicación vinculada a la kinésica o con la ergonomía y los conceptos de trabajo. Tiene que ver con la percepción y el modo de empleo que el ser humano hace de su espacio físico, de su intimidad personal y de cómo y con quién lo utiliza. Del uso que se hace del espacio personal y colectivo, del espacio que rodea nuestro cuerpo. Esto nos permite crear un marco de interacciones con las dimensiones espacio temporales que disponemos. Este marco expresa diversos significados, los cuales responden a un complejo sistema de restricciones sociales, relacionados con el sexo, la edad y la procedencia social y cultural de las personas.

Más concretamente, la proxémica se pregunta, ¿Cómo estructuramos y utilizamos el espacio las personas?. ¿Cómo son las relaciones de distancia y el espacio que hay o no, entre los seres humanos y entre estos y sus entornos?. ¿ Cómo es​ el empleo y la percepción que el ser humano hace de su espacio físico, de su intimidad personal y de cómo y con quién lo utiliza?. Todas estas cuestiones están relacionadas con el trabajo, los modos como conversamos, las posturas y el contacto físico, la densidad urbana, la morfología y el diseño urbano y sus significados, con la cultura y la territorialidad, es decir, con la manera en que estructuramos los espacios y la distintas percepciones que tenemos de ellos, según la influencia de nuestro comportamiento comunicativo y existencial.

El antropólogo e investigador estadounidense Edward T. Hall fue quien acuñó el término proxémica (de proximidad). Fue colega de otros investigadores significativos como Marshall Mcluhan y B. Fuller, llevando a cabo diversos estudios para transcribir el comportamiento entre los seres humanos según su proximidad en diferentes tipos de espacios. Hall entiende la proxemica, como la estructuración inconsciente por parte de los seres humanos del espacio micro, la distancia entre los interactuantes en sus comunicaciones, la proximidad y el alejamiento entre los mismos, sus posturas, gestos y la presencia o ausencia del contacto físico, la organización del espacio o el diseño de las ciudades y de sus elementos (vivienda, equipamientos colectivos, parques, centros de trabajo, viarios…).

Por lo tanto, el concepto urbanístico de urbanización y territorialidad, como estructuras de interactuación, tiene que ver con el comportamiento y el modo en que usamos el espacio los seres humanos. La ordenación urbana regula esta interacción social y controla la intensidad y densidad. Este uso del espacio puede dar lugar a conflictos sociales y sanitarios cuando el territorio se vé invadido por cualquier elemento dañino, sea otra persona o un virus. ​

Helena Calsamiglia y Amparo Tusón, sociolingüistas catalanas, expresaron la territorialidad como un concepto directamente relacionado con los comportamientos y modos de organización, es decir, con los modos en que usamos el espacio tanto material como psicológico y simbólico los humanos, espacio por el cual nos movemos, y lo definen en un sentido etológico como un “conjunto de conductas que adquieren un valor simbólico en la vida social, según estén situadas en un espacio público o privado”. ​

El uso y la percepción del espacio que tenemos los seres humanos nos proporciona múltiples informaciones. Nuestra conducta con respecto al espacio nos revela informaciones sobre nosotros mismos y sobre nuestra personalidad, así como sobre el funcionamiento de la cultura de donde provenimos. La interacción social integra el comportamiento espacial.

De manera que si alguien traspasa nuestro espacio físico, conversacional, establecemos mecanismos para restablecerlo, es decir, realizamos ciertos movimientos durante una conversación con el fin de encontrar una distancia cómoda. Este espacio que nos rodea se conoce como “espacio personal o informal” y acompaña a todos los individuos. El territorio que lo delimita, su expansión o contracción, depende de diversas situaciones. Evidentemente existen diferentes tipos de espacios o radios de acción que determinan nuestros comportamientos pero en los que ahora no vamos a entrar. Lo que si podemos afirmar, es que la distancia social y sanitaria entre la gente, está generalmente correlacionada con la distancia física y la densidad, que serían subcategorías del espacio personal o informal.

De manera que aunque muchas culturas, compartan ciertos puntos en común, no evita que se den distintas formas de entender sus relaciones espacio temporales, por lo que a veces sus diferentes gestos al actuar con respecto al espacio son diferentes. Lo podemos ver entre alemanes y norteamericanos, incluso entre ingleses y norteamericanos

Los franceses son más sensibles cuando buscan el contacto con otras personas, a diferencia de los norteamericanos que son más distantes. En la oficina, los estadounidenses buscan tener su espacio privado, mientras que el espacio de los franceses es abierto.

En Japón, las paredes de las casas son móviles, es decir, se pueden adaptar a los espacios. El lugar donde duermen se puede transformar fácilmente en el lugar donde desayunan o en un salón de entretenimiento.

En las culturas latinas, esas distancias relativas son más pequeñas, y la gente tiende a estar más cómoda cerca de los demás. En las culturas nórdicas es lo contrario. ​

Por todo ello la incidencia del covid-19 en las ciudades y en los territorios posee un efecto devastador si no sabemos comprender estas cuestiones, tanto a nivel sanitario como económico. Pero los urbanistas seguimos sin darles la importancia que tienen en el diseño de nuestras ciudades.

Actualmente, el proceso de urbanización avanza inexorablemente, destruyendo el significado de los territorios, de la ruralidad, del paisaje y de la naturaleza, planificando procesos de concentración de la población entendidos exclusivamente como un simple ejercicio económico, al margen de sus resultados sociales y sanitarios. Solo Buenos Aires, por poner un ejemplo, concentra cerca del 40% de toda la población argentina y Tokio concentra el mismo porcentaje de PIB con respecto al resto del Japón o en nuestro país Madrid concentra cada vez mayor población y PIB, como si fuera un éxito, cuando lo que esta generando son mayores problemas de desigualdad social y de ineficiencia territorial y sanitaria.

A mayor abundamiento, sobre estos problemas, existen estudios en los que se relaciona directamente la contaminación y el cambio climático, como otro factor de riesgo que inciden en el mismo sentido que la distancia social, tanto por su impacto en la salud como por la posibilidad de que el coronavirus pueda transportarse a través de las emisiones contaminantes, con graves efectos sobre la economía. Es claro, pues, que las ciudades, los territorios, sus significados y diseños en las sociedad contemporánea, juegan un rol crucial en esta crisis pandémica, en ambas dimensiones, sanitaria y económica. Tenemos problemas de alguna forma similares con los que se enfrentó el movimiento higienista-urbanista en el siglo XIX con la densificación de las áreas urbanas y el abandono de los espacios rurales.

En este balance y su armonización, es donde todos los gobiernos despliegan múltiples herramientas que les permitan conjugar la actividad económica con la salud social. Una de esas medidas ha sido común en mayor o medida a todos los escenarios y supone un gran impacto en nuestras sociedades: el confinamiento y el distanciamiento social. Durante este último año más de la mitad de la población mundial se ha encontrado confinada lo que ha generado efectos muy graves sobre la economía y el empleo.

No es por tanto ninguna necedad, prestar atención a estas cuestiones desde el urbanismo: ¿es posible otro tipo de confinamiento urbano?, ¿no podemos diseñar otras estrategias de confinamiento?. ¿Es posible que el diseño urbano, su morfología y su estructura permitan una mayor resiliencia ante futuras epidemias? ¿Podemos, desde el urbanismo y la geografía urbana incidir o mitigar estos efectos que, previsiblemente, puedan volver a repetirse en breve plazo?. ¿Podemos diseñar modelos más inteligentes de confinamiento?

Lo ideal, en este caso, es que pudiéramos combinar los procesos de urbanización, un fenómeno problemático pero real, con otras posibilidades de confinamiento más selectivas, permitiendo mitigar los impactos sanitarios y económicos de futuras pandemias. Tenemos que volver a encontrar los significados de los espacios, sean estos rurales o urbanos, y sus relaciones como elementos determinantes de las soluciones actuales. De la resignificación de la naturaleza y de la renaturalización de las ciudades pueden surgir nuevas formas de mirar el espacio.

Podemos impulsar parques urbanos y zonas verdes que actúen como "corta virus", amortiguadores víricos, viveros de iniciativas que cambien el significado de las relaciones de los seres humanos con el espacio, renaturalización de las infraestructuras, la introducción de nuevos modelos de convivencia de la naturaleza y la jardinería en las ciudades…etc. El urbanismo puede ayudar a resolver los problemas futuros de entendimiento entre el distanciamiento social y sanitario y la urbanización.

Existen ciudades que por su propia condición geográfica, plantean ventajas debido a su aislamiento estructural propio: si el foco de la covid-19 se hubiese producido en Urumchi (la ciudad del mundo más lejana de cualquier mar) en vez de Wuhan, ambas en China, quizás su condición de inaccesibilidad hubiese contribuido a un mejor control de la infección. Otras muchas ciudades tienen elementos geográficos que las aíslan haciendo que sean lugares, a priori, más seguros para la entrada y/o salida vírica. Igualmente podemos ir más allá y plantearnos no solo el caso de ciudades completas, sino partes de ellas: ¿Y si pudiéramos discriminar porciones urbanas y mantener distintos ritmos sociales/económicos en una misma ciudad?

De nuevo los accidentes geográficos o la planificación de “incidencias geográficas” pueden servir para dividir y sectorizar trozos de ciudades o territorios, permitiendo establecer dinámicas diferenciadas. Esto se puede observar en innumerables casos. Existen ciudades divididas por mares como Estambul, por ríos como Budapest, por montañas como Rio de Janeiro o Venecia una ciudad geográficamente en porciones aislada. Históricamente, algunas divisiones han sido utilizadas para aislar en cuarentena enfermos contagiados con enfermedades infecciosas durante el pasado, como los lazaretos en el caso de Robben Island en Ciudad del Cabo.

Podemos establecer diagnósticos diferenciados frente a una epidemia teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada zona, ajustando nuestras acciones de choque, según el grado y singularidad del distanciamiento urbano, tanto para el caso de partes de ciudades como de ciudades y territorios completos, lo que permitiría ser más resilientes y evitar el café para todos. Un área urbana con una alta tasa de contagios puede sufrir un confinamiento más severo, sacrificando los criterios económicos y priorizando los sanitarios, mientras que en otra área esto se puede hacer de manera inversa, debido a sus bajas tasa de infección.

¿Qué ocurre en las ciudades en las que no podemos llevar a cabo estos diagnósticos diferenciados, en las que no existe esta división natural o geográfica?. Habría que crearlas mediante el diseño urbano: creando vacíos despoblados, o incorporando espacios existentes, que interrumpan la densa trama urbana, como los cortafuegos que interrumpen la biomasa en un incendio. Estos “vacíos urbanos” que cambian la distancia urbana y actúan como cortavirus son los parques naturales, las zonas verdes o los vacíos agrícolas y rurales . Los grandes parques urbanos transforman los espacios de confinamiento tipo lazaretos, aislados, estigmatizados, controlados, por espacios más democráticos, donde los estándares urbanísticos abiertos se multiplican, aumentando los m2/hab., reformulando el crecimiento y la densificación urbana en un nuevo urbanismo resiliente para el siglo XXI.

La morfología de estos espacios vacíos y abiertos poseen una o varias formalizaciones, tantas como nuestra imaginación pueda iluminar: Un gran “parque metropolitano” como pulmón verde caso de Nueva York, Sao Paulo, Berlín…Un “parque natural” tipo Almijara en la Axarquía o Sierra Nevada. Un “parque lineal”, habitualmente asociado a un elemento geográfico como un río o frente litoral como en Santiago de Chile, Madrid, Valencia. Un “área agrícola” tipo las Vegas de Antequera o Granada, un parque exterior o anillo verde tipo Vitoria, Adelaida, Colonia…etc. O las transformaciones de grandes infraestructuras en subestructuras verdes como el planteamiento que se esta realizando en París con las grandes avenidas centrales.

Los pulmones verdes descongestionan áreas circundantes, son atractores puntuales centrípetos que no tienen porqué interrumpir las tramas urbanas, ya que se encuentran rodeados por ciudad. Más bien al contrario envuelven la ciudad e integran las zonas periurbanas y rurales exteriores, sin discriminar las grandes áreas urbanas, esponjando y dejando espacios de amortiguación. Cada vez más, área urbana y rural hay que entenderlas como unidad de colaboración.

De esta manera lo que llamamos un “parque arbóreo o rizomático” lo que hace es estructurar la ciudad a través de una gran red de espacios verdes que esponjan la trama urbana, liberan suelo, permiten la distancia urbana y social, mejoran la calidad del aire y fijan CO2; ofrecen espacios recreativos y de ocio, deportes, vistas y valor escénico, naturalización, recuperación de especies y fomento de la biodiversidad. Los distintos barrios y distritos se conectarían a través de estas grandes arterias verdes o áreas rurales, esponjando la trama urbana y permitiendo ampliar las unidades de confinamiento a través de estos nuevos espacios.

¿Podría una ciudad articulada a través de estos corredores verdes operar con distintos grados de confinamiento?. Entendemos que si. Estos parques arbóreos o rizomáticos no deben verse como infraestructuras que aíslan barrios o distritos, como sí hacen las autopistas y carreteras, sino que se convierten en grandes espacios públicos de calidad, aportando valores sociales, económicos y ambientales, atractores de la población. Quizás, en un futuro próximo, la incorporación de la distancia urbana como estrategia de diseño urbano permita que, con esta traumática experiencia y nuestra innovación, las distintas áreas urbanas puedan operar con funcionamientos diversos basándose en el análisis de sus parámetros de riesgo y propagación, haciendo que las ciudades estén más preparadas y sean más resilientes para hacer frente a la siguiente pandemia. Podemos aprovechar esta crisis para codiseñar las ciudades pensando en el cuidado de la ciudad, a través de la construcción de infraestructuras urbanas y territoriales saludables.

Vicente Seguí Pérez (Economista, urbanista y escritor)

miércoles, 24 de marzo de 2021

DIALOGO CON LA CIUDAD

Durante esta pandemia, igual que otras muchas personas, hay veces que deambulo por mi casa. Me doy cuenta que hay objetos que podrían estar en mi despacho, en el vestíbulo o en el salón. Esto me ha afianzado en una idea que durante toda mi vida ha ido creciendo dentro mía: huyo de las clasificaciones profesionales exclusivas, y cada vez me describo más o me gustaría hacerlo, como lo que he tendido a ser, un creador artesanal bastante inclusivo.

En las ciudades me gustan los objetos y los modelos que quedan fuera del tiempo, no como transcendencia, sino porque el tiempo pasa poco para ellos. Ciudades que combinan calma y pasión, no como emoción, sino como motivación.

Durante este confinamiento he trabajado, curiosamente con poco tiempo libre, es raro, pero ha sido así. Por eso una de mis grandes dificultades durante esta pandemia ha sido no distraerme en exceso: resistir, permanecer centrado, incluso me lo he tomado como una misión, como un objetivo. No es fácil, y pienso que debe ser muy difícil para las generaciones jóvenes, evitar distracciones rodeados de tantas incertidumbres, falta de movilidad y tanta continua venta de innovaciones y renovaciones. Que fácil debe ser perderse en esas circunstancias. Nos ocurre a los que tenemos ya una cierta edad, supongo que para los jóvenes debe ser complicadísimo, máxime si le añadimos el miedo al futuro.

Pero para no distraerme he tenido que estar muy atento a lo que pasa fuera de mi mismo, sobre todo para eliminar tanta cosa que no me hacía falta, para bajar su diapasón. No es bueno resistir encerrado en tus ideas, pero igual es peor dejarse arrastrar por los excesos del marketing de la ultima noticia. Es verdad, que uno debe alimentar siempre su mente y su espíritu. Pero las tecnologías de la información, siempre “tan generosas”, a las que nos estamos acostumbrando, van paralelas a la distrac­ción. No dejan poso. Solo roban tiempo. Por eso, mantener una distancia con todo lo que se hace y se produce de ellas es fundamental. Así hay ciudades que siempre están intentando introducir lo último que escuchan.

El principal problema de la so­ciedad actual es la falta de tiempo, incluso en las pandemias, algo raro nos debe pasar. Todo tiene que pasar rápido, inmediatamen­te, antes que inmediatamente. La prisa nos lleva a actuar solo instintivamente y creo que la ausencia de pensamiento, de reflexión, de indagación, de meditación, es un crimen.

La pregunta clave antes de desarrollar cualquier elección de trabajo es: ¿Qué necesito?. Estamos rodeados de un exceso que todo lo pervierte.

Sobre esa base elijo como crear. La creatividad no es algo nuevo. Es an­ciana. La idea de que necesitamos cosas nuevas es una invención. La idea de que la ciudad necesita cosas nuevas es una invención mayor. Casi nada es realmente nuevo. Saber decir que no, es fundamental en la vida. Lo contrario es pura avaricia o falta de inteligencia. Por eso las ciudades, al menos algunas, se vuelven como los seres humanos avariciosas, codiciosas. Operan por dinero o por ego, no por cosas que necesiten. La locura de la sobreproducción no es buena para nadie.

Mi trabajo, como economista, como urbanista, como creador artesanal, trata, a veces, de dejar cosas fuera del tiempo. Alguien puede pensar que eso es una hi­pocresía porque, al fin y al cabo, también pro­duzco objetos e ideas actuales. Pero siempre intento preguntarme: ¿tengo algo nuevo que decir?. No es una pregunta retórica. Eso me da tiempo para pensar y me permite elegir. Me permite pararme un momento. Aprender.

No tendría proble­ma en dejar todo lo que hago. La libertad es fundamental para un creador. Esa libertad de cambiar creo que me da madurez, y me sirve para encontrar el punto de esfuerzo necesario.

Cualquier etiqueta que te pongas es una reduc­ción de lo que eres. Incluso el nombre que te dan al nacer: todo lo que vayas a hacer y ser no pue­de estar incluido en esa palabra. Por eso pienso que las clasificaciones son irrelevantes. Yo hago lo que hago. Que no soy urbanista, soy economista, que no, soy artista…artesano, simple observador. Pues vale. Al final, las discusiones por clasificar a la gente solo revelan estrechez mental y una defensa de las jerarquías que no comparto. Para mí ser creativo es un término inclusivo que deja fuera justa­mente a quien no es creativo, sea cual sea su formación. Debe ser un honor que te consideres artista.

Mi educación ha sido un viaje muy largo hasta saber lo que quería hacer. Cuando lo he sabido, me he dado cuenta que no tenía sentido buscar las cosas por buscarlas, cuando ellas estaban siempre conmigo: hacer cosas que se quedaran, que tengan sentido de colectividad. Tan moderno, para acabar dando una respuesta clásica.

El tiempo y el trabajo me sirven para jugar con las oportunidades, para crecer, investigar y ser crea­tivo. Por eso me siento un privilegiado, porque puedo investigar, vivir, crear, porque la vida me invita a ello. Y con esa invitación he sabido una cosa: quiero hacer las cosas que hago a cada instante. Se que mi tiempo es limitado. Cuando me propongo hacer algo creo en ello, tengo la sensación de cumplir la invitación de la vida en ese momento. No necesito hacer muchas cosas, ni tener la capacidad para ello, ni terminarlas perfectamente, no es esa la prioridad. La prioridad es celebrar la invitación que me llega.

Crecí en un lugar pequeño de Marruecos. Sin contacto con el mundo cultural. He dado algunas vueltas, pero la gran ventaja es que cuando lo que te rodea no cambia conti­nuamente, desarrollas la capacidad de ver lo pequeño, los matices, aprendes a tener en cuenta, incluso a inspi­rarte en las cosas pequeñas. Las cosas cotidianas. Lo local. La mayoría de la gente huye de los pueblos para buscar creatividad en las gran­des ciudades. ¿Sabe Dios a que llaman grandes ciudades?. Solo trato de encontrar una voz propia. Ha sido mi sed de creatividad la que me ha hecho aprender. Igual la ciudad tiene que aprender a tener voz propia.

Yo quería hacer algo creativo, pero temía esa decisión. Así que hice las dos cosas: estudié lo que me debía dar un trabajo e hice en el fondo lo que quería, que fue lo que realmente al final me consiguió un trabajo: ordenar y reajustar lugares en las ciudades para beneficiar a las personas. Curar espacios.

En los últimos años, y va a seguir así cada vez más, va ha haber muchos cambios en las tecnologías de las ciudades. Todo está cambiando. Es lógico que nos hagamos la pregunta, ¿necesitamos tantos cambios?. Muchas cosas están cayendo en desuso y estamos perdiendo mucho en tér­minos de estética, calor, color y hasta poesía. Parecía que las ciudades iban a ser ya siempre iguales. Pero el cambio más radical va a tener que ver con el respeto al medio ambiente y nuestro reencuentro dialogado con la naturaleza. Tiene que pasar. Hay que buscar otro tipo de “poesía” en la ciudad. Hoy la tecnología permite hacer muchas otras cosas. Y nos obliga a ser creativos.

Teóricamente las ciudades podrían desparecer. Aunque eso no llegará a pasar. Porque es bueno que existan. Pero me doy cuenta que tenemos que aprender a capturar las imágenes potentes y sencillas de cómo ocurren las cosas en la naturaleza. La manera en la que percibimos la naturaleza. Es desde esa nueva mirada, desde donde encontraremos las soluciones y sabremos de verdad para que nos sirve la tecnología. En entender la naturaleza está la solución de nuestras ciudades.

Es verdad que defiendo que nada es nuevo en si mismo, solo es diferente la manera en que respondemos a los mismos problemas, y las formas distintas en como los miramos. Yo me muevo en un mundo que me reta lo sufi­ciente para permitirme mantener un idioma: explorar solo lo necesario.

Cambiar es una regla de la vida, claro. Uno no evoluciona sin exigirse más, sin intentar llegar más lejos. La superación forma parte de nuestra humanidad. La imaginación es lo que nos define como seres vivos.

Por eso me concentro en los pe­queños cambios, que a veces son más grandes de lo que creemos, en un solo idioma, con mi voz propia, evitar las modas inconsistentes.

A lo nuevo siempre se le asocia una sorpresa muy poderosa. El problema es cuando la sorpresa no tiene una idea detrás. Sin pensamiento que lo sustente, sin razón de ser más allá de la primera impresión, en ese caso lo nuevo es efímero. La mayoría de las sorpresas mueren una vez han sorprendi­do. No pueden asombrar dos veces. Por eso yo intento eliminarlas y no me distraigo, ni engaño a nadie. Lo que queda tras la primera impresión me parece lo más importante. Pienso que la resta es siempre lo más difícil. Restar es profundizar, hacia esa sabiduría que esta muy dentro. Crear no es sorprender, sino conversar.

A los ciudadanos, los urbanistas deberían hablarles a través de lo que hacen. El urbanismo tiene que ver con la práctica del hacer. Buscar puntos de afinidades, lazos familiares que les conecte con nuevas respuestas a esos problemas de siempre, con nuevas tecnologías si hace falta, con nuevos materiales y formas. Cuando esto lo encuentra el urbanista, siente comodidad, y piensa que habla el idioma de los ciudadanos y puede participar en la conversación de la ciudad.

No entiendo la frase “esto ya se ha hecho, esto ya lo he visto”. Al revés, lo que busco: es poner al día ideas del pasado, nuevas respuestas a esas cosas antiguas. Revisar lo que existe, rescatar clasicismos. No me preocupa que el pasado aflore en mis creaciones. Al contrario, agradezco esa digestión. Si alguien cree que ha creado un objeto completamente nuevo o que ha te­nido una idea radicalmente diferente, casi seguro que podría demostrarle que hace diez años, o tal vez hace cien, o incluso mil, una idea muy similar apareció en algún lugar del mundo. Lo nuevo no existe. Las ideas, como la materia, se transforman. Por eso es tan difícil crear: crear es transformar. Por eso las ciudades no necesitan espectáculos nuevos, solo transformarlas, mejorar sus respuestas, dotarlas de nuevos diálogos, sobre todo en estos días con la naturaleza: la ciudad es naturaleza y la naturaleza, el territorio es ciudad.

La honestidad que encierran estas ideas, es evitar los disfraces y los escenarios engañosos, y si te disfrazas explícalo. Un buen carnaval es un excelente acto urbano. No intentar ser lo que no eres, y esconderte en ello. Comunica a la población lo que realmente eres. Conversa honestamente con la ciudad.

Vicente Seguí Pérez (Economista-Urbanista)

martes, 16 de marzo de 2021

ALGUNAS COSAS QUE ME INQUIETAN SOBRE LAS CIUDADES EN ESTA PANDEMIA.

Desde uno de los rincones favoritos de mi casa, rodeado de libros, en Málaga. Me gustaría compartir con vosotros algunas inquietudes que me preocupan, en estos tiempos que estamos viviendo. Me inspiran terror los elogios que propagan los cantores de lo virtual y de lo telemático. Es  un peligroso caballo de Troya que, aprovechando la pandemia, trata astutamente de derribar los últimos baluartes de nuestra intimidad y humanidad. Conceptos básicos que sustentan las razones de las ciudades. No hablo, claro, de la situación de emergencia que ahora tenemos. Ahora es inevitable adaptarse a lo virtual para salvar el curso del desastre.

Me preocupan quienes consideran el coronavirus como una oportunidad para dar el tan esperado salto adelante. Afirman que ya no podremos volver al contacto humano, o que, a lo sumo, tendremos que imaginar una  sociedad  híbrida, algo de contacto y otro algo virtual, es decir a distancia.

En 40 años de servicio en el urbanismo nunca había imaginado una ciudad transmitida desde de una fría pantalla. Me da una pena terrible pensar en el riesgo de que pasada esta pandemia haya que reanudar la vida urbana a través de una fría pantalla y utilizando lo digital como única salida de futuro.

¿Cómo podré arreglármelas sin los ritos urbanos que han dado vida y alegría a mi oficio de urbanista? ¿Cómo podré leer las ciudades sin mirar a los ojos a los habitantes, o tocar la naturaleza; sin reconocer en sus rostros los gestos de desaprobación o los gestos de complicidad?.

Sin la presencia de vecinos, en las calles y plazas de nuestras ciudades, se volverán espacios vacíos, privados del soplo vital. No existe ciudad sin contacto humano, no existe ciudad sin vecinos.

Ningún plan, por muy digital que sea, por mucho big data que contenga o algoritmos que encierre,  cambiará la vida de las personas, solo los buenos gestores, como los buenos profesores, pueden hacerlo. Es fundamental no perder de vista la importancia de los espacios, su diversidad y sus relaciones. Si perdemos la idea de ciudad, como comunidad en la que se forman, actúan y viven los actuales y futuros ciudadanos, la ciudad se perderá. La ciudad necesita ser tocada, no ser virtualizada 

Las ciudades no son recipientes para ser llenados con big data. Son innovaciones y desarrollos humanos sustentados sobre el espacio, que necesitan dialogo, contacto, interrelación y reconocerse en la experiencia vital de todos, de estar juntos para aprender.

En estos meses de confinamiento estamos dándonos cuenta, como nunca, de que las relaciones humanas, no las virtuales, las reales, están transformándose cada vez más en un artículo de lujo. Lo profetizó Antoine de Saint-Exupéry, cuando dijo que no existe más que un verdadero lujo, el de las relaciones humanas.

Ahora podemos medir eficazmente la diferencia entre emergencia y normalidad. Si bien en la emergencia de la pandemia, encerrados en casa, las videollamadas, Facebook, WhatsApp y otros instrumentos análogos se convierten en la única forma de mantener vivas nuestras relaciones, cuando lleguen los días normales, esos mismos instrumentos pueden conducir a peligrosos espejismos.

Sería necesario hacer comprender a nuestros ciudadanos que una “Smartcity” puede ser utilísima cuando la usamos del modo apropiado, pero muy peligrosa, en cambio, cuando nos utiliza ella a nosotros, transformándonos en esclavos incapaces de rebelarse contra su tirano. La “amistad urbana”, las relaciones de vecindad, no puede identificarse con un simple “click” en Facebook. ¿Contar con más de mil amigos en un perfil significa tener una visión profunda de la amistad y de las relaciones humanas en general?. No. Como tampoco dialogar en las redes es lo mismo que cultivar afectos. Cultivar afectos es hacer ciudad, conversar en las redes  no hace convivencia  urbana, solo  trasmisión de datos.

Una ciudad, para ser genuina, necesita lazos vivos, necesita lazos reales, necesita lazos físicos. Los usuarios de las redes sociales, creen que, encerrados en su habitación, pueden entablar relaciones urbanas de convivencia a través de un ordenador. Y esto no es cierto. Detrás de esta formas de relación solo existe una terrible soledad. Sería inimaginable, claro, vivir sin internet o sin teléfonos, pero la tecnología, como un fármaco, puede curar o puede intoxicar. Depende de las dosis.

Algunas noticias publicadas  recientemente informan de que el uso de los dispositivos digitales está disminuyendo en las familias ricas y aumentando en las pobres y de clase media. Las élites de Silicon Valley envían a sus hijos a colegios donde se da prioridad a las relaciones humanas más que a la tecnología. Por lo tanto, ¿qué futuro podemos imaginar? ¿Uno en el cual los hijos de los ricos tendrán buenos maestros, una ciudad sana, y una instrucción de alta calidad que privilegia las relaciones humanas, mientras los hijos de las clases menos pudientes tendrán una ciudad estandarizada a través de canales telemáticos y virtuales?.

La ciudad debe cuidar a sus habitantes. Para ello necesita una   fuerte convicción ética y un profundo sentido de la solidaridad humana y del bien común. Estamos olvidando que, sin la vida comunitaria, sin los rituales que regulan los encuentros entre las personas, entre sus actividades, no puede haber ni transmisión de saber, ni desarrollo de la vida. Nuestras ciudades deben estar hechas para curar, no para enfermar. Para tener una buena sanidad tenemos que tener una buena ciudad, que resuelva en igualdad las condiciones de vida, la accesibilidad, los equipamientos de bienestar,…etc.

Por eso, en tiempos de pandemia, deberíamos haber comprendido que no basta con reclamar que todos los servicios sanitarios y su industria funcionen, que  haya pan para alimentar el cuerpo, indispensable, por supuesto, pero igualmente tenemos que reclamar que la ciudad en su conjunto nos aporte salud, seguridad y bienestar, y también que alimente el espíritu, la cultura. Esto no quiere decir que tengamos que convertir las ciudades en un sanatorio de desintoxicación.  

En 1931, cinco años antes de que fuera asesinado por las milicias franquistas, Federico García Lorca inauguraba una biblioteca en Fuente Vaqueros, su pueblo natal: “No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro.”

Las consecuencias que está teniendo la pandemia en nuestras ciudades, nos puede enseñar muchas cosas. Lorca nos ha indicado un camino y Eneas cargando a su padre Anquises sobre sus hombros, nos enseña otro. Lo que hace Eneas es un gesto fundador, porque Eneas, con su padre y su hijo Ascanio, funda la civilización romana. Fundar una civilización significa que “llevas a los ancestros sobre los hombros”, que haces ciudad. Es la virtud la que hace la ciudad. Morir sin despedirnos, lejos de los familiares, sin ceremonias de entierro, sin duelo. Es terrible. Esto no es ciudad.

La ciudad tiene la obligación de cuidar y defender la vida de las personas débiles: abuelos y desheredados. Son muy importantes para nosotros. El futuro no se puede construir sin el pasado y con desigualdad. No podemos construir el futuro sin los abuelos, ni tampoco sin los débiles ni los desheredados. La ciudad nos debe ayudar a reflexionar sobre nuestras prioridades, sobre lo que queremos ser y sobre lo que somos. Somos naturaleza, la ciudad es naturaleza. La naturaleza, el territorio es ciudad. Mientras no aprendamos a construir  ciudad en connivencia con la naturaleza, no sanaremos, no tendremos ciudades de futuro.

Las ciudades, nos enseñan que la verdadera “amistad urbana”, la convivencia, constituye una forma de solidaridad  esencial, hasta el punto de poner la propia vida al servicio del otro, esta es la verdadera razón de la ciudad, el bien común. En la épica urbana, la ciudad exalta el coraje del guerrero, la generosidad de quien no teme desafiar a la muerte para defender al vecino o para vengar su muerte.

Michel de Montaigne, en algunas páginas maravillosas de sus ensayos, nos recuerda que a veces la ciudad, crea lazos incluso más fuertes que aquellos que nos unen a un hermano o a la persona de la que nos hemos enamorado. Montaigne nos dice: “En la ciudad de que yo hablo, nuestras almas se mezclan y confunden entre sí con una mixtura tan completa que borran y no vuelven a encontrar ya la costura que las ha unido. Si me instan a decir por qué …, siento que no puede expresarse más que respondiendo: porque era él, porque era yo. “

En medio de tantas incertidumbres, he madurado una certeza: el contacto entre los seres humanos y de estos con toda la naturaleza es lo único que puede dar verdadero sentido a las ciudades e incluso a la propia vida. La ciudad o se hace con contacto y naturaleza, o no tendremos ciudad.

Pero la lección más importante que nos enseña la ciudad es que debemos luchar contra el olvido. La ciudad es la lucha de la memoria contra el olvido, mantener viva la lucha de la memoria contra el nefasto poder del olvido. Solo mejoraremos si somos capaces de recordar las cosas que hemos hecho bien y en las que nos hemos equivocado, sobre todo desde el punto de vista humano. La memoria nos cura. Muchas veces no hemos sabido aprender de la experiencia del pasado.

Albert Camus, nos recuerda, que en tiempos de epidemias, es más fácil entender que un mundo construido sobre la indiferencia, la injusticia social y las profundas desigualdades es un mundo sin futuro.

Hace semanas que escucho esta frase: “Ya nada será igual que antes”. Si esta crisis la pagan una vez más los pobres, los más débiles, los que sufren, los que no tienen voz, todo será igual, o incluso peor que antes. En este caso, la ciudad habrá fracasado. Y esto no es una buena noticia.

 

Vicente Seguí Pérez (economista-urbanista)

jueves, 4 de marzo de 2021

ADIÓS A LA IDEA DEL PROGRESO CONSTANTE ASEGURADO, O NO.

Si algo está claro en la actual crisis del covid-19 es que las ciudades afrontan el desafío más importante de los últimos dos siglos, desde la revolución industrial, al tener que enfrentarse a desafíos y cambios de una gran envergadura.  La vida laboral de todos los ciudadanos está siendo sometida a cambios en muchos casos brutales. Y los sistemas urbanos de bienestar y de relaciones económicas  van a necesitar un profunda revisión para enfrentarse con éxito a estos retrocesos y cambios. La pandemia ha dejado a flor de piel los instrumentos de planificación, de gestión y administración  de todas las estructuras urbanas y territoriales, que venimos usando, unas por su agotamiento y otras por su ineficiencia. Este sentimiento de crisis ya estaba en nosotros desde hace años, no nos engañemos, pero el virus nos lo ha hecho más visible, por si no lo teníamos claro: la necesidad de que tenemos que luchar cuesta arriba si queremos salir de unos retrocesos marcados  por un progreso cada vez más débil  y una desigualdad cada vez más acentuada.

Durante generaciones, los europeos hemos vivido instalados en el convencimiento de que el futuro sería mejor que el presente. Ya no. Y no obstante, tenemos la oportunidad de conseguir un futuro mejor, que no será igual que el de antes de esta pandemia, será distinto pero puede ser mejor. Ya sabíamos antes que esta crisis existía, pero ahora nos han gritado para que despertemos de nuestra abulia, no hay tiempo.

Este sentimiento empezó a cuajar en la década de 1950-60 . Hubo una inquietante Guerra Fría, crisis petrolera, financiera, inmobiliaria, terrorismo brutal y otras graves vicisitudes. Pero el gran desarrollo económico, social y tecnológico respaldó la expectativa consciente o subconsciente de que las cosas, en su conjunto, irían a mejor.

Esta convicción que ha acompañado la vida de los europeos durante tanto tiempo se ha quebrado con claridad, o mejor ya nadie lo duda. La crisis de 2008 la cuestionó fuertemente nuestra idea de progreso asegurado y la pandemia de 2020 la vapuleó. Afrontamos una etapa en la que el progreso ya no se puede dar por descontado porque sí. Sin inteligencia, cooperación y responsabilidad de todos no sobreviviremos. Todos somos Sísifo, la célebre figura mitológica condenada por los dioses a empujar una roca hacia arriba de un monte solo para verla caer hacia abajo cada vez. Toca convivir con la perspectiva de que nuestras rocas caerán.

En términos sanitarios y de bienestar, es evidente que queda un largo camino por recorrer, antes de que logremos superar los problemas sanitarios, con sus altibajos,  sus fases y rebrotes. En términos económicos, el desmorone es de tal magnitud que andar por las laderas del monte provocará múltiples caídas en el intento de recuperar la cumbre.

Claro está, no todos somos Sísifo por igual. Es obvio que las desigualdades de nuestras sociedades, en algunos casos obscenas, determinan puntos de partida muy diferentes en la infernal ladera que afrontamos. Para que esta lucha sea digna y exitosa es necesario un enorme esfuerzo para paliar estas desigualdades. Hoy día sin igualdad no hay políticas urbanas y económicas exitosas que nos saquen de este desmoronamiento. Pero no sabemos o nos cuesta poner en marcha políticas urbanas de igualdad y sostenibles.

Algunas ciudades, barrios, territorios, están resultando más golpeados, otros menos; algunos están más pertrechados, otros menos. Pero todos afrontan un camino común arduo que entraña retrocesos.

No nos engañemos, todos estamos siendo expulsados del Edén de la fe en un progreso constante, al menos durante un tiempo considerable, el tiempo que tardemos en comprendder que esta lucha hacía arriba o es cooperativa, o no se conseguirá. En esta nueva y triste condición humana, Albert Camus, nos ofrece una brújula espiritual, no es de la tan citada novela suya La Peste, sino de su ensayo El mito de Sísifo.

Cuando recordamos a Sísifo, todos solemos fijar nuestra atención en el individuo que empuja la roca hacia arriba; quizá, en el momento de su caída. Camus cambia su mirada, se interesa por el Sísifo que contempla la caída de la piedra, ese momento en el individuo desciende la ladera, rumbo al llano, para impulsar una vez más la roca. Hay algo de una grandeza extraordinaria en esos instantes de bajada, a solas consigo mismo, rumbo a afrontar otra vez el esfuerzo de volver a subir. “Sísifo me interesa en ese regreso”, escribe Camus. “Si el descenso se hace ciertos días con dolor, puede también hacerse con gozo […] las verdades aplastantes desaparecen al ser reconocidas […] el gozo silencioso de Sísifo está en eso. Su destino le pertenece […]”. Finalmente, Camus contempla el momento del ascenso. “La lucha por llegar a la cumbre basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo feliz”.

Ahí está pues la vía que nos ofrece Camus. Reconocer y asumir a fondo las verdades aplastantes a las que tenemos que enfrentarnos; sentir en el alma que nuestro destino es nuestro y aferrarlo entre las manos como una roca; sentir el gozo de la lucha; la dignidad como colectividad.

En definitiva, sentir que cada día seguro que nos tocará una roca, pero a la vez una nueva oportunidad. Que la lucha por remontar ennoblece en sí misma sin que haga falta alcanzar la cumbre, pero sí que lo intentemos conjuntamente. Que se puede renacer, y que todo nace de dentro nuestra, de nuestras ciudades y territorios, de nuestra dignidad como sociedad.

Vicente Seguí Pérez (Economista -Urbanista)

domingo, 28 de febrero de 2021

LA OFICINA VIRTUAL DEL SAE - 2º PASO

LA OFICINA VIRTUAL DEL SAE - 2 PASO


 Seguimos con el Área de Gestión de SAE, también llamada “Oficina Virtual del SAE”, hoy vamos a hablar sobre el apartado del



En este apartado es donde puedes encontrar los Currículums Vitae que has creado.

 En el artículo anterior hemos introducido todos los datos profesionales que tenemos.

 Y hemos pulsado la Opción “Generar Currículum”. Una vez realizado esto ya tenemos el Currículum.

En ese momento debemos poner el Título del Currículum. Es este apartado es donde ponemos el nombre de nuestro CV. Aquí es muy importante donde ponemos la palabra CV la ocupación en la que queremos que nos contraten, por ejemplo: “fontanero, psicólogo, electricista…” y luego nuestro nombre.

Ejemplo: CV Fontanero Juan García Pérez.

 


 Es muy importante que se hagan diferentes CV. Sería muy interesante crear un CV General con todo lo que tengáis y luego CV de las diferentes ocupaciones a las que se aspira.

 Para ello, tenemos que ir marcando aquellas casillas que queremos que esa información luego salga en mi CV específico.

 

 

Otro aspecto, muy importante que no debemos olvidar es darle a las flechas para posicionar los datos en función de cómo queremos que se muestren.

 












Al final, es importante seleccionar los archivos multimedia. Seleccionar que archivo de foto poner en el CV y es también muy importante adjuntar el CV creado por nosotros, para que el empresario pueda descargarlo si le interesa.

 













Al final, no se os puede olvidar en pinchar el botón de “Guardar” y luego darle a “Guardar y ver Currículum” para verlo terminado.

 

Por último, le damos a la Opción “Generar Currículum”, por fin tenemos realizado este apartado de “Datos Profesionales”.







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jueves, 11 de febrero de 2021

ANSIEDAD EN LOS TIEMPOS DEL COVID - TEST DE ANSIEDAD. escrito por Joaquín Seguí García.




La pandemia del COVID-19 está teniendo un efecto enorme en nuestras vidas. Esta tercera ola nos enfrenta a una sensación de que va a durar más de lo que sentíamos, o deseábamos. El deseo de que el COVID-19 se quedaba en 2.020. Muchos de nosotros seguimos enfrentándonos a retos que pueden ser estresantes, abrumadores y provocar emociones fuertes en adultos y niños. El distanciamiento social, es necesario para reducir la propagación del COVID-19, pero nos hace sentir aislados y aumentar nuestro estrés y la ansiedad. Aprender a sobrellevar el estrés de manera sana permitirá que nosotros, nuestros seres queridos y las personas que están con nosotros desarrollen una mayor resiliencia.

El estrés puede provocar lo siguiente:

  • Sentimientos de temor, enojo, tristeza, preocupación, entumecimiento o frustración
  • Cambios en el apetito, los niveles de energía, deseos e intereses
  • Dificultad para concentrarse y tomar decisiones
  • Dificultad para dormir o pesadillas
  • Reacciones físicas como dolores de cabeza, dolores corporales, problemas estomacales y sarpullido
  • Agravamiento de problemas de salud crónicos
  • Agravamiento de problemas de salud mental
  • Mayor consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias

Es natural sentir estrés, ansiedad, angustia y preocupación durante la pandemia del COVID-19.

Quisiera que hicieras este pequeño test, para saber si lo que sientes es ansiedad. 

Es muy importante reconocer nuestras sensaciones y entenderlas para poder ayudarnos a nosotros mismos.

Mucha gente, siente los síntomas de la ansiedad, alerta constantemente, ataques de pánico, preocupación constante y si no saben lo que tienen no pueden mejorar.

Aquí tienes 8 preguntas y solo debes responder SI o NO.

1. ¿VIVES PREOCUPADO LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO?

2. ¿VIVES CON UNA SENSACIÓN DE INSEGURIDAD, COMO SI ALGO 
HORRIBLE FUERA A OCURRIRTE?

3. ¿TE SUELES DESPERTAR CON DESILUSIÓN Y FALTA DE MOTIVACIÓN?

4. ¿TIENES OCASIONES QUE TE FALTA OXIGENO, O QUE NO SABES RESPIRAR COMO LO HACIAS ANTES?

5. ¿TRATAS DE EVITAR CIERTAS SITUACIONES, LUGARES O PERSONAS POR INCOMODIDAD O MIEDO?

6. ¿TIENES DOLORES DE CABEZA O MIGRAÑAS FRECUENTES, O PINCHAZOS EN EL PECHO?

7. ¿TIENES NIVELES DE ENERGIA MAS BAJOS QUE ANTES (SIEMPRE CANSADO O LETARGADO)?

8. ¿HAS SUFRIDO UN ATAQUE DE PANICO EN LOS ÚLTIMOS MESES?

Hablemos ahora de los resultados. Si has dicho “SI” a mínimo 4 opciones seguramente tienes ansiedad. Y es muy importante que empieces a ser consciente de ello y a trabajarlos. Todo camino tiene un principio este sería tu primer paso en el camino.

No te preocupes no es una situación que tengas para siempre. Cada día hay muchas personas que lo superan y tu también lo conseguirás.

Las personas que salen de este proceso, se encuentran más fuertes, más sabias con más autoconocimiento.

Felicidades!!!!! Detectarlo es el primer paso. Si tu crees que te ha salido que tienes ansiedad. El primer paso será conocer que es la ansiedad y sus sintomatologías.

En los próximos artículos, seguiré hablando de la ansiedad en los tiempos del COVID-19.

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miércoles, 3 de febrero de 2021

martes, 2 de febrero de 2021

LA OFICINA VIRTUAL DEL SAE - 1 PASO

OFICINA VIRTUAL DEL SAE

 Hoy quisiera empezar a hablar de la plataforma de internet de la Junta de Andalucía de la Consejería de Empleo. Se trata del Área de Gestión de SAE, también llamada “Oficina Virtual del SAE”

 Lo primero que hacemos es entrar en google y poner el nombre de Oficina Virtual del SAE.

Y pinchamos donde pone Entrar en el Área de Gestión del Servicios Andaluz de Empleo:

 



Una vez que entramos en la Oficina Virtual del SAE nos encontraremos que debemos identificarnos para poder entrar a la plataforma. 

 



Como es la primera vez que entramos debemos poner el cursor encima de la frase “Si es la primera vez que entras” que está debajo de “Usuario” y pinchar en ella.

 




Una vez dentro solicitar que nos den de alta para que podamos usar la Oficina Virtual del SAE, y le damos a la opción de “Registro de Usuario”:




Rellenar los diferentes apartados de “Datos del Ciudadano”.

En “Datos del Ciudadano”, poner el nombre, primer apellido, segundo apellido, DNI, adjuntar el DNI (hacedle foto con el móvil y subir las fotos), país y código postal

En “Datos del Usuario”, tenemos por un lado que nuestro Usuario es nuestro DNI y en la opción contraseña ponéis la que os resulte más fácil de recordad.

En “Datos de Contacto” introducir vuestro correo electrónico y luego vuestro teléfono.

Por último, escribe los números y letras que aparece en el verificador de palabra, para que se corrobore que no sois un robot.

 Abajo del todo hay que darle a la opción de “Guardar”.

 Una vez que estemos de alta en el registro de usuarios de la plataforma, volvemos a entrar en la página de inicio de “Oficina Virtual del SAE”.

 



Una vez que volvemos a estar en la zona de identificación de usuarios. Ponemos nuestro Usuario: DNI, la Clave: que creamos antes, y rellenamos una de las dos opciones para verificar que no romos un robot.

Yo recomiendo la segunda opción, la de responder a una pregunta.

Por último, darle a la opción de “Entrar”.

 














Una vez dentro, lo primero que debemos hacer es rellenar toda la información que se nos pide dentro del primer apartado, “Datos Profesionales”.




Dentro de este apartado, “Datos Profesionales”, hay 8 pasos que debemos seguir sin saltarnos ninguno de ellos. Es muy importante ir rellenado estos pasos detenidamente.


 













1º PASO: INFORMACIÓN PERSONALES:

Aquí vamos rellenando cada apartado. Quisiera destacar que sería muy interesante que pusierais vuestro blog o web en el último apartado (sino lo tenéis os animo a que tengáis uno).

Y no os olvidéis de darle a la opción de “Guardar”


 



























2º PASO: FORMACIÓN:

 En este apartado vamos a ir introduciendo toda la formación y aprendizajes que tenemos a lo largo de nuestra vida.

 


Para ello pulsamos en la opción de añadir: 


La primera opción es introducir nuestro nivel formativo.


 

Si se trata de introducir un aprendizaje o formación que no es del sistema educativo reglado, señalar la opción “Otras Formaciones”.

En el apartado “Especialidad Formativa” introducir el nombre el curso, titulo o aprendizaje. Este será el nombre que aparecerá en nuestro “Currículum Virtual”

 


Luego introduciremos la “Fecha de Obtención”, donde pondremos la fecha que pone en el título, después rellenamos el apartado “Duración” donde ponemos el tiempo que ha durado el aprendizaje. Siempre recomiendo, que usemos la opción “Horas”


 










Por último, rellenar el apartado “Descripción”. Explicar de forma clara y concreta que aprendiste en ese aprendizaje.


 

Por último, NO OS OLVIDEIS DARLE AL BOTON DE “GUARDAR”.


3º PASO: EXPERIENCIA:

En este apartado vamos a ir introduciendo toda la experiencia laboral que tenemos a lo largo de nuestra vida.

 


Para ello pulsamos en la opción de añadir: 




La primera opción, es poner que puesto de trabajo tenía (Fontanero, electricista, economista..). Posteriormente, introducir el nombre de la empresa. En “Permanencia” poner la duración que estuviste en dicha empresa.











 Recomiendo ponerlo siempre que pueda en meses.

En “Fecha de Inicio” y “Fecha de Fin” poner los datos que encontramos en nuestra vida laboral, si fue una experiencia laboral sin contrato poner aproximadamente lo que nos acordamos.

Por último, en “Funciones, Tareas, personas a cargo….” describir en varias líneas funciones realizadas en nuestra experiencia laboral.

 

Por último, NO OS OLVIDEIS DARLE AL BOTON DE “GUARDAR”. 


4º PASO: IDIOMAS:

En este apartado vamos a ir introduciendo todos los idiomas que manejemos.

 





Para ello pulsamos en la opción de añadir:


 


La primera opción que tenemos es el “Idioma” que vamos a introducir.



















La segunda opción es indicar que nivel de ese idioma tenemos. Recomiendo siempre añadir idiomas con niveles reconocidos oficialmente. Del B1 al C2 son los idiomas que más se buscan.

 


 















Las dos últimas opciones son, “Lengua Materna” y “Formación, certificado”. La opción “Lengua Materna” lo señalamos para indicar que es la lengua de mis padres.



En formación y certificado escribir cual es el nombre de la entidad que nos ha dado el título oficial.

 

Por último, NO OS OLVIDEIS DARLE AL BOTON DE “GUARDAR”. 


5º PASO: INFORMÁTICA:

En este apartado vamos a ir introduciendo el conocimiento en informática que manejemos.

 


En el apartado “Lenguajes de Programación”, normalmente lo rellenan los demandantes de empleo que tienen conocimiento en programación.

En la opción “Programas que Manejas”, aquí es más común introducir, un “Word, Excel ……programas muy comunes hoy en día.

En “Otros Conocimientos” y “Certificaciones” poner aquellas que tengas con certificados.

 

Por último, NO OS OLVIDEIS DARLE AL BOTON DE “GUARDAR”. 


6º PASO: OTROS DATOS:

En este apartado vamos a ir introduciendo conocimientos variados sobre nosotros. Es un conocimiento que es muy interesante y que expresan un perfil de persona que queremos transmitir.

 



La primera opción es “Disponibilidad para Viajar”, aquí marcamos si queremos indicar que puedo disponer de vehículo y de capacidad para desplazarme.

En “Permisos de Conducir”, ir poniendo los diferentes carnets que tengamos. Explicar exactamente que carnets tenemos.

En “Carnets Profesionales” escribimos aquellos certificados que nos habiliten para ejercer una profesión, (electricista, fontanero, seguridad…).

En la opción “Habilidades y otros conocimientos”, es muy importante que en este apartado escribas sobre tus habilidades y competencias. Intenta escribir 5 ó 6 líneas sobre ti.

En el último apartado “Preferencias Laborales”, poner e indicar si para vosotros es innegociable una preferencia laboral, e indicar cuál.

 

Por último, NO OS OLVIDEIS DARLE AL BOTON DE “GUARDAR”. 

7º PASO: ZONA MULTIMEDIA:

Aquí en donde tenéis que ir poniendo las fotos y documentos que os interesa que las empresas tengan.


En donde pone “Nombre Foto” poner vuestro nombre y apellidos. Darle al apartado a “Selecciona Archivo” y selecciona en vuestro ordenador la foto para vuestro perfil del Curriculum.

 


En la opción “Documentos” es donde ponemos el Currículum Vitae que hemos creado nosotros. Por si la empresa quiere imprimirlo o descargarlo.

8º PASO: BONO DE EMPLEO:

Este es el último apartado, aquí es donde registramos si tenemos derecho a tener Bono Empleo. Tienes que tener entre 18 y 29 y tener mínimo el título de las ESO. Además, debes estar registrado en el Sistema Nacional de Garantía Juvenil.

 


Por último, le damos a la Opción “Generar Currículum”, por fin tenemos realizado este apartado de “Datos Profesionales”




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