El mundo contemporáneo, esta lleno de bondades pero también esta lleno de
“cubos de basura”, de “sinsentidos” como he dicho ¿Dónde está la semilla del
progreso urbano que reivindicamos?. Porqué reivindicamos un modelo distinto,
mas igualitario, mas justo, mas transparente, mas participativo. Este modelo
distinto que reivindicamos está en la dilación y la difamación, o en los
derechos y responsabilidades de la sociedad que crea la ciudad. Está solo en
sus formas y proyectos por muy arrogantes que sean, o está en las maneras en
que se organice la vida y actividades de las
personas. ¿Es decir nos interesan los proyecto y acciones inconexas,
emblemáticas, o apostamos por proyectos urbanísticos, por proyectos que
organicen ciudad, que construyan estructuras urbanas eficientes?.
No todos los modelos urbanos sirven para mejorar la
justicia social, la igualdad y la libertad. Claro que el error urbano es parte
de la vida de una ciudad, pero por eso los urbanistas somos “·curadores”, somos
artesanos, no somos siempre científicos
en el sentido que lo considera la ciencia,
creemos en las posibilidades de erradicación del sufrimiento. Porque
redefinir un modelo urbano “maltratado” no es una cuestión de forma(estética),
ni de capacidad económica (economía) sino de reconocer que existe una sociedad
con la que se puede colaborar moldeando un proyecto fundamentado en la
ocupación de la ciudad como bien público.
¿Es difícil de sanar la “herida” de Marbella?
Ya he respondido a esta pregunta, sobre la alta
dificultad que entraña encontrar ese nuevo modelo “sano” que sea capaz de ser
“inclusivo” con muchos de los problemas o preguntas que la ciudad nos pone hoy
sobre la mesa.
Las ciudades atraviesan la vida recibiendo golpes, y
debemos darnos cuenta que el problema nunca es el golpe, aunque es evidente que
los hay mayores y menores, lo importante es la capacidad de respuesta o la
respuesta en si que la ciudad lleva a cabo
en la mejora de su modelo para salir mejor del “golpe”.
Claro que me interesan las “formas” de este modelo,
las formas sistémicas del modelo o el proyecto urbanístico del mismo es
esencial, por cierto no tiene que tener
una única forma, pero si tiene que ser capaz de dar respuestas a los retos
nuevos que la ciudad tiene, eso es lo que me interesa del proyecto, que sea capaz
de ser “sistemico” que sea capaz de organizar ciudad. Estos retos del modelo
habrá que formularlos con claridad, sobre: turismo, participación,
transparencia, movilidad, limpieza, planificación, educación, sanidad,
empleo....etc.
Pero hay algo en lo que me gustaría incidir hoy, que
ya he repetido, y que para mi es la clave actual para el progreso de las
ciudades y territorios, el fomento de la cultura de la organización. Las
ciudades avanzan y se transforman a un ritmo endiablado, y nuestra capacidad de
organización no puede deambular a ritmo de caracol, cuando no va en el sentido
del cangrejo (con importantes regresiones) o se inmoviliza durante años como el
anclaje de un mejillón. Las ciudades son artefactos tan complicados que para
conducirlas o nos quedamos parados por
temor a no saberlas liderar o las conducimos de forma lenta, con luces cortas y
obsesionados en observar solo con el retrovisor o en algunos casos sufrimos un
golpe que a veces puede ser “traumático”.
Esta cultura de la organización que debemos
impulsar, engloba ideas que tienen que
ver con la creación y dinamización de equipos,
con el liderazgo, con la capacidad de iniciativa y de cooperación, de
talento desde una perspectiva pública y privada, con la articulación de redes,
con la sensibilización de impulsar los cambios que la sociedad desea, con
respondernos a la pregunta si somos capaces de hacer mejor organización, mas
colaborativa y empática, con la inteligencia colectiva, con el papel de los
cargos, los técnicos, los empleados en general, con la transparencia, la participación
y el dialogo, con los métodos de inclusión de necesidades y la valoración de
los espacios relacionados con el empleo y la producción o distribución
económica, con el equilibrio entre la microgestión y la gestión estratégica,
con querer preguntarnos ¿Qué cambio de organización del modelo queremos? ¿De
qué intensidad? ¿En cuanto tiempo? ¿Con qué recursos?...¿Qué alianza estamos
dispuestos a establecer con la ciudadanía, con las empresas...?...
Y en este contexto, quisiera ahondar en una idea mas,
no todas las causas que han dañado el modelo que ha heredado hoy Marbella
generan los mismos efectos en todos los sitios, ni la mismas causas producen
los mismos efectos. En la manera de lo posible debemos huir del determinismo o del mimetismo. Cada ciudad
tiene su modelo único construido con las respuestas que da a sus retos propios.
Cada ciudad tiene su propio modelo urbano.
Por ultimo, además debemos preguntarnos: ¿antes del supuesto problema que heredó
Marbella, que factores tenia el modelo previo para protegerse de lo que
vino después?, y cuando vino el problema ¿el modelo como respondió y como
cambió?, y tras el problema ¿que factores debemos cambiar para que el modelo
pueda responder con mas acierto a ese y
otros nuevos problemas venideros?..
Por eso os digo, que el modelo urbano es un tricotar
continuo, es falso el axioma de que
existe un modelo ideal, es una artesanía de día a día. Debemos asumir y definir
que líneas estratégicas queremos desarrollar
para que la ciudad “navegue bien” y este “acuerdo de responsabilidad
urbana” debe sustentarse sobre la participación de los ciudadanos.
La tarea pendiente es urgente, y políticamente
difícil. Necesitamos cambiar a fondo muchas cuestiones, incluso cambiarles el
nombre, porque como dice Bernardo Ycenga, el “régimen jurídico y económico del
suelo importa, pero la ciudad importa mucho más”