He recogido esta propuesta de investigación dirigida
por el profesor de la Escuela de Arquitectura de Granada Juan Domingo Santos, en la playa de Calahonda de Granada, porque recoge muchas de las cuestiones y variables que forman parte del
universo de temas que me preocupan cotidianamente. La vida y los territorios mas a menudo de lo que
creemos se mezclan y fluyen con una rapidez y sorpresa que nos desborda. El
urbanista tiende a querer controlarlo todo y a veces no podemos hacer otra cosa
que una buena terapéutica creativa, dotar de un cierto orden imaginativo esa mezcolanza de cosas que
surgen mas allá de la razón urbanística. Saber entender, relacionar y proponer
herramientas para hacer evolucionar estos procesos en direcciones menos cancerígenas es toda una maravilla de buen hacer.
“Esta
propuesta de investigación parte de una idea especulativa sobre los terrenos
situados en el sur del litoral mediterráneo, ocupados por una extensa
superficie de invernaderos y urbanizaciones para turistas de playa y sol
durante el verano. Dos actividades independientes vinculadas a ciclos productivos
opuestos -en invierno la mayor rentabilidad del suelo se obtiene del
invernadero mientras que en verano se logra con la vivienda de alquiler-. Con
el fin de rentabilizar aún más estas franjas de territorio junto al mar se
propone superponer la producción agrícola y la explotación turística mediante
una serie de actuaciones temporales que comprometen la relación entre ambas de
acuerdo a ciclos estacionales de producción. La idea de acabar con la
delimitación actual entre la vivienda turística y la explotación agrícola
permite, además, obtener un nuevo paisaje, más atractivo y cambiante según la
estación. De la mezcla de estas actividades se obtiene una heterogénea
estructura de usos en unas condiciones urbanísticas particulares difíciles de
repetir: ¿por qué no permitir que un invernadero sea utilizado como
supermercado de productos agrícolas, restaurante o club de deportes náuticos? o
¿es posible construir ambientes que prolonguen la relación entre invernaderos,
mar y arquitectura? Para mejorar las condiciones de vida de las viviendas
situadas en el interior de los invernaderos se propone la retirada selectiva de
los mismos por zonas y la inundación de los vacíos resultantes con agua de mar.
El resultado es una especie de marisma artificial entre invernaderos durante el
verano a la que se asocian los alojamientos turísticos en diferentes
posiciones. Para no perder superficie de explotación agrícola, tres nuevas
islas equivalentes a la forma de las marismas artificiales permiten prolongar
el cultivo del invernadero sobre el mar. El interés por mantener los
acontecimientos físicos del paisaje ha llevado a recuperar las ramblas como
lugares de acceso al interior de las marismas a modo de una pequeña Venecia
entre plásticos.
LA
MARISMA ARTIFICIAL
Asociada
a la Rambla Rejón y como ampliación de la urbanización turística próxima, la
nueva marisma artificial se obtiene de la retirada de invernaderos en época
estival, según el trazado del parcelario y los vacíos existentes. La marisma
obtenida por inundación de agua de mar se asemeja a una gran plaza pública con
canales interiores a modo de calles, en cuyos bordes se disponen los
alojamientos turísticos junto a los invernaderos, en un escenario combinado de
actividades. La superficie inundada nos permite pasear en barca o desplazarnos
desde el mar a lugares ocupados por invernaderos durante el invierno,
participando de este modo de un paisaje inusual y pintoresco donde pasar las
vacaciones.
LAS
NUEVAS ISLAS
Las
plataformas de invernaderos en el mar son islas artificiales de explotación
agrícola al igual que sucede con algunas islas industriales japonesas del
Pacífico o los polders holandeses, terrenos ganados al mar que llegan a ser
verdaderos puertos artificiales a los que se asocian actividades económicas cambiantes
según la estación. En este caso las nuevas plataformas permiten simultanear el
cultivo del invernadero en invierno con la residencia turística y otros
equipamientos de ocio durante el verano. Esta civilización del mar permite
desplazar las relaciones entre agricultura y arquitectura sobre el agua en unas
condiciones nuevas de paisaje. La aparición de estas islas se explica por la
falta de terreno y la comodidad que suponen tanto para la exportación de los
productos agrícolas producidos en los invernaderos como para el acceso desde el
mar a las viviendas en verano.
ALOJAMIENTOS
TEMPORALES
Las
nuevas viviendas junto a la marisma están elevadas sobre el mar mediante
plataformas apoyadas en pilotis –como los palafitos y las cabañas de
pescadores-, construidas modestamente en madera y revestidas del plástico de
los invernaderos. Fuera de la frontera del tiempo, estas construcciones evocan
inevitablemente las chozas de pescadores que se instalaban en el Mediterráneo
en un frágil equilibrio entre la tierra y el agua.
Los
alojamientos se disponen en bandas de 4m sobre la plataforma a fin de lograr
una mayor independencia respecto del suelo y mejorar las vistas hacia el mar y
la montaña. Debajo, un espacio diáfano a modo de terraza cubierta, facilita la
llegada de las embarcaciones y hace las veces de espacio de prolongación de la
casa con la presencia de alguna estancia y la escalera de subida a la vivienda.
Los alojamientos pueden tomar diferentes posiciones dependiendo de la relación
que establezcan con la marisma y los invernaderos, y ser ampliados además
conforme a necesidad. Pueden situarse junto a la marisma, junto a una franja de
invernaderos al descubierto reutilizada como jardín, o junto a una franja de
invernaderos apta para ser incorporada como vivienda o almacén. El resultado es
una infraestructura elevada 3m sobre el suelo con ocupación variable
dependiendo de la estación: en invierno adaptada a los trabajadores de los
invernaderos y en verano, transformada para turistas, lo que proporciona perfiles
distintos en la banda según la época del año. El cultivo sin suelo
(hidropónico) permite incorporar en época de máxima ocupación la franja de
invernaderos más próxima a fin de ser adaptada a taller/almacén o a vivienda
veraniega, reutilizando la infraestructura climática del invernadero para el
nuevo uso.”
Fecha de proyecto: 2003
Arquitecto:
JUAN DOMINGO SANTOS
Colaboradores:
CARMEN MORENO ÁLVAREZ
GREET VERELLEN
MARGARITA MARTÍNEZ
AURELIO DORRONSORO
GREET VERELLEN
MARGARITA MARTÍNEZ
AURELIO DORRONSORO
ENCARNACIÓN SÁNCHEZ
ANTONIO JOSÉ CÉSPEDES
ingeniero agrónomo (departamento de horticultura, estación experimental Cajamar, Almería)
PATRICIO BAUTISTA
ingeniero industrial, hidráulica
ANTONIO JOSÉ CÉSPEDES
ingeniero agrónomo (departamento de horticultura, estación experimental Cajamar, Almería)
PATRICIO BAUTISTA
ingeniero industrial, hidráulica