martes, 27 de enero de 2015

SOBRE EL MEDIO RURAL EN ESPAÑA escrito por Margarita Cervera Lucini

La preocupación por la protección del medio rural en España, considerado como cuna de la mayor parte de nuestros recursos naturales, pilar, aval y apoyo de un medio ambiente salutífero, guardián de una parte significativa de nuestro patrimonio cultural y motor de nuevas tendencias de la actividad agropecuaria y residencial, es el origen de un movimiento reivindicativo que desde hace décadas, reclama un nuevo y propio modelo de gestión del espacio rural que, sirva de soporte a su desarrollo económico,  garantice la conservación y preservación de sus recursos naturales y fomente la calidad de vida de sus ciudadanos.

Las nuevas dificultades  económicas y sociales para el desarrollo del medio rural que conlleva la actual etapa de globalización, en comparación a las del medio urbano, ha favorecido y favorece la presencia de notables diferencias entre los ciudadanos de uno y otro medio, lo que exige un sincero y efectivo esfuerzo en la consecución de una mayor integración y relación de complementariedad ente ambos territorios, desechando definitivamente la deriva tradicional de la existencia de una relación de accesoriedad o de servicio y dependencia, muy enraizada en la teoría e ideología del urbanita urbanista.  

Necesitamos dar respuesta a una conciencia, ya mayoritaria y fuertemente arraigada en nuestra sociedad que exige un  desarrollo moderno, propio, sostenible, solidario e igualitario de un medio rural en la actual coyuntura de globalización económica. Necesitamos dotarnos de una legislación que se adapte a las condiciones económicas, sociales y medioambientales actuales, que ofrezca una solución justa a tal espacio,  desde  una dimensión integradora con el espacio urbano, que considere las edificaciones y núcleos urbanos emplazados en su territorio, elementos dinámicos y funcionales necesarios para el desarrollo de su medio natural, que reconozca las diversas tipologías de zonas y marque una atención diferenciada para cada una, que proteja la diversidad patrimonial, cultural, medio ambiental y económica de sus propios territorios. No se pretende urbanizar los territorios como si de un medio urbano se tratara, mas bien al contrario reconociendo  sus peculiaridades naturales propias, sea capaz de aportar soluciones que respondan a su intereses en una sociedad como actual. Las áreas rurales no pueden quedar al margen de los debates actuales de la urbanística.

La formulación de objetivos legislativos supone la tarea previa de identificación de las necesidades de la población sobre el territorio, necesidades objetivas y subjetivas, junto con necesidades prospectivas, como un movimiento de anticipación del futuro, que posibilite “futuros deseables” y “espacios inteligentes”.

Las iniciativas legislativas que fomenten el desarrollo, sólo pueden generar estrategias sostenibles si actúan inteligentemente; es decir, si tienen capacidad para: a) analizar la realidad y responder a los problemas; b)  modificar los planteamientos y las respuestas en función de una realidad cambiante; y c)  criticar y desembarazarse de aquellos aspectos de la “cultura” contrarios al desarrollo de los pueblos que frenan sus posibilidades y favorecen la resignación, la pasividad y el aburrimiento social.

El nuevo modelo del espacio rural ha de ser el resultado de un proceso dinamizador de la sociedad para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, un compromiso por el que el espacio es comprendido como lugar de solidaridad activa y en el que las personas son 
protagonistas y partícipes de su propio desarrollo. Un espacio con capacidad de inteligencia y emprendimiento que reconozca desde si mismo su futuro en las sociedades actuales.

Lo tenemos cerca y es posible….Trabajemos por ello!