miércoles, 29 de abril de 2015

EL BALNEARIO DEL CARMEN Y EL ENIGMA DEL JAZZ escrito por Vicente Seguí Perez

  
“ Al principio creo Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían el haz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas

Aquella noche decidí bajar al Balneario del Carmen. Entrar al Balneario en la oscuridad de la noche, sin luz del dia, solo con el suave sonido de las olas más allá, reconozco que en esos momentos uno entiende porque a este espacio le cuesta tanto  ser tocado por las manos de profesionales ajenos  o de empresas o entidades que no saben que encierra este lugar. El Balneario tiene fantasmas, ninfas, duendecillos, tiene gatos nocturnos, resonancias y ecos de otros tiempos. En las ciudades hay espacios  en los que la vitalidad y la energía de hechos repetidos u ocurridos se concentran, y con un poco de sensibilidad que uno tenga detecta que algo pasa, unos son espirituales, otros de asesinatos ocurridos, de concentraciones ciudadanas, de revueltas,  de cultura y belleza que ha forjado el lugar, de recreo, fiesta y ocio...etc. Son lugares que la ciudad tiene llenos de magia como diría el arquitecto José Seguí “esos lugares llenos de magia donde el ser humano desarrolla sus emociones de vivir” o “esa percepción sensorial que provocan los vacíos o espacios públicos”.

En los baños del Carmen existía un puerto pequeño conocido como Puerto de la Cantera, donde se cargaban piedras de la Cantera de San Telmo para la construcción de las infraestructuras necesarias para el desarrollo industrial y comercial de la Málaga del siglo XIX , sobre los restos de esa cantera del Monte de San Telmo se construyó el balneario. Durante esta época la clase burguesa adoptó el gusto por lo romántico en los proyectos urbanísticos,  como fueron los casos de la Alameda Principal, el Parque o los jardines de la Concepción y el Retiro, antecedentes estilísticos de los Baños del Carmen.

El romanticismo fue un movimiento cultural y político que se originó en Alemania e Inglaterra (fue este romanticismo el que enganchó en Málaga no el proveniente de Francia), como reacción contra el racionalismo de la Ilustración y el clasicismo, en el que se da mayor prioridad a los sentimientos. Rompe con esa tradición clásica basada en un conjunto de reglas esteoritipadas. La libertad es su autentica vocación, por eso su rasgo revolucionario es incuestionable. Hay el romanticismo una manera de sentir  y de concebir la naturaleza, la vida y el hombre de manera distinta, aunque en cada país e incluso en lugares distintos dentro de una misma nación, presentará tendencias diferentes, tales como el parnasianismo, el simbolismo, el decadentismo o el prerrafaelismo, reunidas todas bajo la denominación de postromanticismo y que acabó derivando en una de las corrientes vanguardistas del siglo XX mas importantes , el surrealismo que llevó al extremo los postulados románticos.


La idea de balneario evoca un lugar bello, amable, saludable, mar que sana, contacto con la naturaleza, magia, nostalgia, silencio, serenidad. El corazón de los Baños del Carmen es el mar que brota del horizonte lejano exótico, el barro que aporta la magia y lo mítico, la energía, los minerales y las esencias que restablecerán nuestro organismo exhausto. El hacinamiento, el desarrollo insalubre generado por la revolución industrial en las ciudades, las fuertes desigualdades, la necesidad, el hambre, el divorcio entre el campo beneficioso y la ciudad  ruin, hacen que la burguesía se acerque a la naturaleza y al mar  buscando saciar el entramado  de oscuridades que la ciudad manifiesta. El balneario será para esa burguesía, la ciudad del tiempo libre, del goce, del campo verde,  que el desarrollo del ferrocarril pondrá al alcance  de los mas pudientes  y poco a poco de las clases medias. Es el lugar de encuentro entre la aristocracia y la burguesía, que en Málaga será todo mas desdibujado. Allí se canalizaran amoríos, intrigas,  bailes y fiestas, pero también es el lugar de la medicación, de la cura de enfermedades y de dolencias variadas. Estos aspectos terapéuticos empezaran a decaer después de la primera guerra mundial, que en España será mucho mas tarde, con el desarrollo de la farmacología, con sus fármacos potentes y de acción rápida. El tiempo ha pasado pero el mar, ese enorme espacio de silencio, ese mar que purifica, que limpia, que vivifica, sigue estando ahí, aunque nosotros ya no entendamos porque, ni para qué.

Fue quizás el ultimo balneario en crearse en Málaga, la ultima mirada al mar, a partir de entonces Málaga fue perdiendo ese gusto por sentir el mar. Se inauguró el 16 de julio de 1918, sobre unos antiguos baños públicos (de algo le viene el problema al actual balneario). Los baños eran cerrados, hombre y mujeres se bañaban por separado, limitados por unas esteras que impedían la visión. Años mas tarde esta costumbre se perdería por primera vez. En 1920 se construyó un embarcadero y una pantalla para proyectar películas, un restaurante con bar y terraza, una amplia zona verde, dos pista de tenis, donde se celebró el primer torneo de tenis de Málaga. En 1922 ya se ofrecían conciertos y espectáculos, así como se organizaban verbenas, que hicieron famosas las noches de verano en los baños.

A lo largo del tiempo, fue perdiendo sus funciones, como espacio de ocio para las clases altas y medias, pasando por lugar de encuentro de hippies, movimientos alternativos y mendigos, aunque ha mantenido sus referencias decadentes y románticas.

Cuando llegué aquella noche, a pesar de su descomposición o por eso, sentí que era como el Jordan o el Ganges, el mar ritualizaba los solcitos, el mar lo limpia todo, es sagrado o misterioso, no podría explicar, porqué buscamos la proximidad del agua del mar, del nacimiento de la tierra, el mar tiene algo inexplicable que actúa.

Mi amigo, manager y dinamizador del jazz malagueño Sergio García Obregozo me había avisado que aquella noche en el Balneario habría un homenaje a un saxofonista y compositor estadounidense de jazz inigualable, ya fallecido en 1986, Hank Mobley creador del estilo hard bop. Ha sido uno de los grandes del jazz del siglo XX, pero eso lo podéis ver en cualquier libro de jazz. Conforme me acercaba a la puerta, el sonido del cuarteto que tocaba era mas entrañable: Daniel Torres (saxo), Juan Galiardo (piano), Vasil Hadjigudeu (bajo) y Sergio Dias (drums), que maravilla de músicos, en aquel lugar que parecía hecho para tocar jazz.


La noche acabaría dulcemente, en una charla amena, alrededor de los músicos de jazz, sus anécdotas y su futuro, en la mesa estaba Sergio, Miguel Carrillo Villen, Charo García con su chaqueta amarilla y yo mismo....así la dimensión sagrada del mar, la vida y el jazz burbujeaban lo que nos dice el Génesis “ Al principio creo Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían el haz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas”...y el enigma del sonido del jazz se juntaba con el silencio del mar.
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viernes, 24 de abril de 2015

¡¡¡ POR FAVOR, NO HACER DAÑO A LAS CIUDADES¡¡¡ escrito por Vicente Seguí Pérez






Entender las pausa, antes de llenar inmediatamente el espacio, es una experiencia transformadora en si misma. la transformación urbana no es el resultado de la ansiedad o la neurosis, sino de la atención y la pausa  Cuando esperamos antes de actuar conectamos con la inquietud esencial que la ciudad tiene,  esa amplitud fundamental que tanto nos perdemos con la inmediatez.

Cuando me refiero a no hacer daño a la ciudad, me estoy refiriendo a no ser agresivos en nuestro que hacer urbano, en nuestros discursos o en incluso en nuestra forma de pensar. La base de la actuación sobre la ciudad es no dañarla. Para crear una ciudad sana, hemos de empezar creando ciudadanía sana, y los primeros somos nosotros, los urbanistas. El daño mas grave que nos hacemos es permanecer en la ignorancia, perder el respeto de mirar las cosas de manera honesta y delicada..



El requisito esencial para ello es la “atención urbana”, esa sensación de ver lo que estamos viendo claramente, con respeto. Pero esta atención no es solo el resultado de una observación formal, de una mirada mental, sino algo que nos ayuda a relacionarnos con el detalle, a relacionarnos honestamente y a respetar lo suficiente como para no juzgar con rapidez, aplicando modelos mentales preconcebidos. No nos damos cuenta hasta que punto estamos ciegos en nuestra manera de mirar y de hacer, está tan integrado en nosotros esta manera mental de mirar, que no oímos lo que los demás tratan de decirnos. Estamos tan acostumbrados a hacer las cosas como las hacemos que pensamos que los demás también deben estar acostumbrados a ellas.

Esta “atención urbana” nos permite ver que nuestros primeros deseos y nuestros primeras acciones o decisiones  no siempre están regidas por la claridad y la honestidad, es mejor detenernos para ver y será esa atención que surge de la pausa la que nos permitirá ver con mas objetividad.

El siguiente paso, es claro, “refrenarse”. La “atención urbana” es la base y el camino es “refrenarse”. Refrenarse es una palabra  que suena a rígida, un poco represora, pensamos que las personas valientes, imaginativas, innovadoras o interesantes no se refrenarían. Quizás se refrenen de vez en cuando, pero no harían de ello su estilo de vida. Sin embargo, en este contexto, el refrenamiento es el método que reivindico para no hacer daño a las ciudades, es una cualidad de no buscar  entretenimiento, ni gloria, en el momento que nos sentimos invadidos por el aburrimiento, la inmediatez o ese deseo profundo “de esto es lo que debe ser”, mas bien es la practica de no rellenar inmediatamente el espacio porque encontramos una brecha, un conflicto o una supuesta necesidad mediática.
 
Refrenarse, es no actuar siguiendo un habito o costumbre cuando notamos un impulso, es renunciar a la mentalidad del entretenimiento y el espectáculo cuando tenemos que actuar (cuanto daño ha hecho la gloria del espectáculo). Al actuar muy rápidamente hay algo en nosotros que no queremos experimentar, hay algo entre la agresión y la acción que no queremos mirar, que borbotea, sentimos como inquietud, nerviosismo y miedo, sobre lo que no queremos pararnos y descender.

Refrenarse es un método para asentarnos en esa falta de suelo bajo nuestros pies que a veces tenemos. Si nos entretenemos rápidamente con la verborrea, las charlas, los pensamientos, todo ocurrirá muy acelerado, seremos un buen caso de espasmo nervioso. Al refrenarnos, al pararnos, al hacer una pausa, nos relacionamos con todo ese material que está debajo, a pie de calle, algo suave y tierno que experimentamos, nos alejamos de ese comportamiento manipulativo o controlador que a veces nos invade.

Tenemos que sentir respeto por la vida de la ciudad, dejar de dañarla al dar vueltas continuas en círculos por miedo a nosotros mismos. La “atención urbana” nos permite ver las cosas cuando surgen y nos permite no aceptar la reacción en cadena que se produce al tomar una dirección incontrolada. Mantenemos nuestro que hacer en el detalle, en el tamaño diminuto. Y ello proviene de aprender a detenernos un momento, de aprender a no repetir las cosas impulsivamente una y otra vez, sin saber si quiera que pretendemos. Detenerse un momento en lugar de llenar el espacio rápidamente es una experiencia transformadora y exitosa. Así es como dejamos de hacer daño a la ciudad. Empezamos a conocerla y respetarla. Podemos permitir cualquier cosa, podemos encontrar cualquier cosa sin perder el control.
 
Este proceso nos conecta con el fruto de no hacer daño. La ciudad es como una montaña donde ocurren muchas cosas: graniza, soplan los vientos, llueve y nieva. El sol la calienta, las nubes pasan, los animales defecan  y orinan y los hombres también Algunos hombres dejan sus basuras y otros las recogen . En la ciudad viene y van muchas cosas, pero ella siempre permanece allí. Hay una quietud en la ciudad que es como una montaña. No necesitamos ir corriendo de un lado a otro o empujarnos o bebemos para olvidar o para conseguir un nuevo contrato. El resultado de una relación optima con la ciudad, y por tanto con nosotros mismos, es permanecer tranquilos, lo que no significa,  que no nos equivoquemos, que nos encerremos en nuestra torre de marfil, que no corramos, saltemos o bailemos, simplemente significa que no hay compulsión, no hay exceso de nada. En resumen dejamos de hacer daño al espacio urbano.

La ciudad es como un laúd sin cuerdas, aun a pesar de no tener cuerdas, habla por si mismo. Cuanto nos cuesta escuchar la palabra y el sentimiento de la ciudad. Esta imagen significa que nuestro discurso se asienta, se vuelve mas disciplinado y directo y menos nuestro, mas colectivo. Dejamos de parlotear como urracas o cuervos, o a soltar palabras simplemente por que hay un vacío de ellas o creemos que no las hay o no las escuchamos. No tenemos que hacer las cosas o hablar por habito o por estar nerviosos o por vanagloria personal. Domesticamos nuestro discurso y cuando hablamos, solo deseamos comunicar, sin expresar nuestras neurosis.

 
La ciudad es como un placido lago, cuando no hay olas es transparente, pero cuando el agua está agitada no se puede ver nada, es muchas veces ese el momento en el que estamos trabajando. Cuando la ciudad es transparente está en paz, es amistosa, las basuras están al fondo y mejor no agitemos sus aguas para evitar mirar lo que hay allí abajo.


No hacer daño a la ciudad requiere estar despierto, ralentizarnos lo suficiente como para tomar conciencia de lo que decimos y hacemos. Estar despierto, atento, ralentizarse  y refrenarse  se convierten en nuestra forma de hacer. En la raíz de todo el daño urbano está la ignorancia y la perdida de claridad, que conlleva la falta de atención y lo poco que nos refrenamos. La ciudad es libertad, libertad natural, sin ansiedad ante la imperfección.

martes, 21 de abril de 2015

VIVA LA CALLE escrito por Vicente Segui Perez



Los días 16 y 17 de Abril de 2015, en el Observatorio de Medio Ambiente Urbano  de Málaga (OMAU), se celebraron unas jornadas  sobre la recuperación de la ciudad antigua y las Políticas Urbanas Europeas, a través de sus Programas Operativos  FEDER 2007-2013 y la Red de Iniciativas Urbanas RIU. Como todo lo que hace el OMAU esta lleno de sugerencias y de buen hacer,  realizado con un esfuerzo encomiable por un equipo de buenos profesionales coordinados por Pedro Marín, director del Observatorio.

Evidentemente hay cosas que me interesaron mas, y otras menos, pero esto no es importante, forma parte de la selección de cosas que hacemos en un momento determinado. No obstante, hay dos ponencias que me gustaría destacar, sin menospreciar al resto, la de Cordelia Polinna miembro del Consejo Académico para la Estrategia de Berlín 2030 que trató sobre “La estrategia de Berlín 2030 y el enfoque integrado del desarrollo urbano de la ciudad” y la de Marta Domínguez Pérez, profesora de sociología urbana en la Universidad Complutense de Madrid que trató sobre “El factor cultural en los procesos de regeneración urbana. El caso de King´s Cross en Londres”. Se vieron otros casos interesentes referentes a Málaga, Pamplona, Bolonia, Grenoble o Barcelona pero todo no da tiempo a comentarlo...

Del caso expuesto por Cordelia Polinna, me interesó el modelo de creación de oficinas para la gestión, participación y desarrollo de piezas urbanas de alrededor de 5.000 habitantes, proyectos pequeños para fortalecer las economías locales, alrededor de zonas verdes de calidad, juegos infantiles, guarderías, planificación y asesoramiento. Es el denominado “Self Made City”: cada espacio tiene un talento especial que hay que desarrollar. Cada ciudad tiene que tener claro donde quiere estar para el 2030, sabiendo que todo no lo puede financiar, ¿cómo va a involucrar a los distintos organismo en estos procesos?, ¿qué objetivos a largo plazo va a tener en cuenta?¿qué procesos de sostenibilidad quiere poner en marcha?.

Hoy sabemos que los procesos de regeneración, son políticas de gobernanza  multinivel e interdisciplinares. Los habitantes toman parte en el proceso de decisión, no por capricho, sino porque, tenemos claro, que sin modelo de participación no hay procesos de regeneración urbana. Las actuales dificultades de financiación de las entidades locales, nos obligan a que ya no se pueda desarrollar las ciudades mediante “la inundación de inversiones” y a reconocer que los modelos de acupuntura participada seleccionan mas adecuadamente y mas eficientemente las inversiones que otros modelos mas burocráticos . De lo que se trata sobre todo es de cambiar la sociología de los barrios. Hoy día entre el diseño y la gestión del mismo existe mucha separación. El fin de los procesos de regeneración son los usuarios, no la apariencia de las cosas ¿pero que usuarios tenemos?. Hay que poner en el corazón del diseño a los usuarios, para mejorar la eficiencia y el uso de los espacios urbanos, es lo que se denomina codiseño. En estos procesos de regeneración, los elementos endógenos juegan un papel importante, debemos experimentar con estos elementos endógenos, diferenciando con mucha flexibilidad los proyectos a corto y largo plazo en todos sus términos.

En el caso de Marta Domínguez Pérez, algunos conceptos fueron similares, aunque con otros matices. Así también consideró  que la regeneración urbana es un proceso multinivel y complejo, en lo que lo físico no es lo importante, sino su repercusión en las personas, en la estructura social del barrio. Muchos proyectos están guiados por la cultura elitista y la mera apariencia, ¿pero para quién es esta cultura?. Una pregunta clave, ¿es inevitable que la regeneración vaya unida a la gentrificación y expulsión de las poblaciones autóctonas?, ella apuesta porque no, la cuestión está en no olvidarnos durante el proceso de los fines de la regeneración, ¿queremos cohesión social o competitividad?. El barrio es sobre todo un lugar de encuentro, un lugar donde se habla, un lugar donde se negocia el conflicto, un lugar donde las tres patas: sociedad civil, entes privados y entes públicos aprenden a colaborar. En los procesos de regeneración tenemos que aprender a responder cuestiones esenciales: ¿para quién hacemos estos procesos?, ¿a quienes interesan?, ¿qué papel va a jugar el Ayuntamiento?, ¿qué modelo urbano queremos?, ¿cómo vamos a gestionar en áreas degradadas? ¿son solo los centros antiguos las áreas degradadas? ¿regeneramos los centros solo para los turistas?¿cómo vamos a trabajar con el comercio tradicional?, ¿queremos diversidad de viviendas o no? ¿es la gentrificación inevitable?¿cómo escuchamos a los vecinos?.....

De todas estas cuestiones, surge en estas jornadas una reflexión, han pasado muchos años, desde 1989 en que se inician los primeros Proyectos Pilotos Urbanos (PPU), antecedentes de Urban (1994), como herramientas de políticas urbanas impulsadas por la Comisión Europea para recuperar barrios degradados, innovando metodologías y desarrollando  acciones de intervención física y urbanística, ambientales, de apoyo económico y de cohesión social. La pregunta que nos hacemos es ¿hemos cubierto los objetivos que pretendía la Comisión Europea?. En muchos casos las políticas urbanas de regeneración no han sido otra cosa que mera propaganda turística para atraer visitantes, simple apariencia. Durante el proceso se han perdido los objetivos de la regeneración social y ha pasado un poco como con las actuaciones urbanas antipobreza desarrolladas por el Banco Mundial que han acabado siendo políticas urbanas para desplazar a los pobres. Necesitamos evaluar o reflexionar sobre lo realizado, para saber en que nos hemos equivocado y corregir. A fin de cuentas no hay políticas de regeneración sin integración  de actuaciones urbanísticas, ambientales, económicas, sociales, de movilidad y de eficiencia energética. Tenemos que valorizar y evaluar las actuaciones emprendidas. Potenciar las metodologías de participación  como elementos estructurales y decisorios de la regeneración, desarrollar sistemas de indicadores que faciliten el seguimiento de las acciones  y nos permita contrastar y evaluar los objetivos propuestos con lo realmente alcanzado. Y hay que implicar al sector privado en la recuperación junto a los sectores público, esta colaboración público-privada es importante.

Se adjuntan enlaces de los Blogs de Cordelia Polinna y de Marta Domínguez Pérez, así como del OMAU







jueves, 16 de abril de 2015

LA CIUDAD INFORMAL. EL CASO DEL MERCADO POPULAR “LA SALADA” EN BUENOS AIRES. escrito por Vicente Seguí Perez



La ciudadanía a veces articula espacios como parte  de la convivencia de la ciudad que en muchos casos no son entendidos por los gobernantes, ni tampoco por algunos urbanistas, ni siquiera las estructuras urbanas de la ciudad los reconocen, a pesar de su evidencia. En el caso que nos ocupa, el mercado popular de la  “La Salada”, así mismo, estos espacios no son registrados por los mercados comerciales oficiales, incapaces, en algunos casos, de reconocer las necesidades de los consumidores excluidos, que siguen consumiendo aquellos productos que les son necesarios para su supervivencia. En cierto sentido, estos mercados informales, construyen procesos económicos y urbanos que son imaginativos y creativos en su producción y distribución, formulando en muchos casos nuevas tendencias, aunque sean estos procesos imperfectos  y necesiten ser mejorados. No obstante, sí recocemos que son usados por miles de personas y forman parte de un mercado de producción muy importante, evidentemente en unos países mas que en otros, y en unas ciudades mas que en otras, pero no sabemos como reentenderlos, ni como dotarlos de las aplicaciones necesarias parta adaptarlos a las condiciones urbanas que los hagan evolucionar adecuadamente. Me estoy refiriendo, en este caso, a los denominados “mercadillos”, “rastros”, zocos, “mercados populares” o “ferias” u otros nombres usados según los países. Mercados de carácter informal, de consumo y distribución de segunda mano, o de productos rudimentarios, ecológicos, artesanos o simplemente de objetos varios que el consumidor de a pie obtiene normalmente  a precios menores que en los mercados oficiales, en los que consumen lo que necesitan a precios que les permiten sus ingresos.

Los gobiernos y los técnicos de las ciudades algunas veces les cuesta entender que ocurre en la realidad mas viva de las ciudades, en esa ciudad que sigue latiendo a pesar de todo. No saben reconocer como viven y que hacen sus habitantes, tienen una visión muy parcial y limitada de cómo usan y sobreviven o viven la ciudadanía. Así no quieren reconocer que mas allá de la visión limitada y tecnocrática de su sociología urbana al uso, existe un vida repleta de significados. Mas bien tienden a excluir y a dejar que estas partes informales conformen “otra ciudad” de la que ellos no quieren saber. O mejor, sí saben, pero no forman parte de la acumulación del capital “respetable” que generan las ciudades “oficiales” o no cumplen sus modelos de ordenación legales. Y eso, aunque la mayor parte de los urbanistas honrados no han hecho otra cosa que recocer y dar orden a estos procesos, de los que han surgido muchos de nuestros mejores ejemplos de convivencia.

Buenos Aires  es una ciudad que ha crecido  descontroladamente dejando lugares olvidados. La ciudad ha crecido fragmentada y su falta de políticas de planeamiento urbano a largo plazo queda en evidencia. Es en estos espacios (patch), donde se desencadenan los conflictos sociales. Es un modelo de ciudad que se nutre de sus diferencias, que precisa de ellas para sobrevivir y no de las integraciones. Una ciudad que está constituida por llenos y vacíos, por presencias y ausencias, por memoria y también por olvidos. En esta ciudad quedan atrapados los instantes pasados, las voces, las huellas de lo que son y de lo que, muy a su pesar, es posible que jamás llegaren a ser. Toda ciudad es un organismo atravesado por infinitas tensiones, un invisible entretejido que relaciona de manera más o menos evidente cada elemento entre sí y con la totalidad. Buenos Aires es una ciudad fragmentada, proyectada siempre en tiempo presente, demoliendo en cada gesto el pasado, se constituye como una sucesión de espacios inconexos, resueltos en forma más o menos afortunada y librados a la suerte de sus propios intereses. Es la grandeza y la magia de Buenos Aires y aun así Buenos Aires expresa toda ella un sentimiento de totalidad.

Por otro lado, el Gran Buenos Aires, es uno de los polos industriales y económicos más dinámicos y competitivos que tiene Argentina y Sudamérica El PIB de la urbe es de 362.000 millones de dólares (2008), equiparándose a las economías nacionales de Venezuela o Suecia y se ubica en el puesto 31 de ese año en el ranking mundial. La megalopolis de Buenos Aires es la segunda aglomeración más poblada de de Sudamérica y del hemisferio sur, la tercera de América Latina  y la quinta de América, convirtiéndose así en una de las 20 mayores de todo el mundo.

La ciudad informal que se extiende en Buenos Aires con sus famosas villas porteñas, similares a las favelas brasileñas, las chabolas de España, los cantegriles uruguayos, los tugurios colombianos  o las poblaciones callampas chilenas, o los guetos americanos, o las periferias descompuestas europeas existía ya desde el siglo XIX, alimentadas tanto por el éxodo rural como por una gran cantidad de inmigrantes europeos o de otros países latinoamericanos. El crecimiento de la misma, además de otros espacios  y mercados informales, se potenció durante la crisis internacional de 1930  y las crisis sucesivas de 1988 y  2001, provocando un aumento en la desigualdad de los ingresos y de las estrategias de localización urbana. A partir de la recuperación económica del 2003, el importante crecimiento económico del país, la duplicación de la clase media en la Argentina y la reducción de la desigualdad, logró un alivio para los asentamientos precarios, que de todas formas continúan hoy presentando importantes problemas de salubridad, condiciones sanitarias deterioradas por la contaminación del Río de La Plata, así como falta de acceso a varios servicios de calidad.

En estos  asentamientos informales más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo, ni cuenta con acceso regular a los servicios básicos: red de agua corriente, red de energía eléctrica con medidor domiciliario y/o red de residuos. Se caracterizan por ser barrios cuyos conjuntos de viviendas,  presentan diferentes grados de precariedad y hacinamiento, buscan mantener la trama urbana como continuidad del tejido de la ciudad formal, sin mas planteamiento, ni reparo.
El distrito de Lomas de Zamora ubicado en la zona sur de Buenos Aires, que en sus orígenes se conoció como Pueblo de La Paz, es uno de esos asentamientos con un marcado carácter informal como tantos otros. Forma parte de esos procesos urbanos desconectados, periféricos, excluidos de la gran ciudad burguesa, pero donde la vida florece, experimenta y crea mas de lo que creemos. La provincia bonaerense, tiene actualmente 135 partidos o distritos. El Gran Buenos Aires (GBA) es la denominación genérica utilizada para referirse a la magaciudad argentina que comprende la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su conurbación dentro de la provincia de Buenos Aires, integrada ésta a su vez por varios partidos administrativos con características muy distintivas, ya que en su conjunto se compone por vastas zonas residenciales de clases sociales altas, medias y bajas, no obstante este conjunto urbano, no constituye una unidad administrativa.

 Los planos del trazado de Lomas de Zamora, ciudad central del distrito del mismo nombre, son de 1864, bajo el nombre de partido La Paz. En 1865 se inaugura el “Ferrocarril del Sur”, en el paraje mas poblado en aquel entonces que era Tres Esquinas”. Como suele ocurrir el ferrocarril trajo aparejado un incremento edilicio y comercial de nueva vida. En 1908 llega el tranvía eléctrico a Lomas por primera vez. En 1909  fue inaugurada una parada rural del ferrocarril Midland. Raiway, el movimiento de pasajeros era muy reducido, ya que la estación estaba en medio de un descampado. En 1910 se identifica como ciudad con el nombre de Lomas de Zamora, quizás debido a la presencia de pequeñas lomas en este partido ubicado en una zona de llanuras interminables y a Juan de Zamora, quien compró tierras del actual partido en 1736, que luego serían vendidas a los jesuitas. Sin embargo, esta ocupación duró poco ya que dos años más tarde la Compañía de Jesús es expulsada de todos los territorios españoles. En 1778 las tierras son subastadas para su ocupación.

A mediados del siglo XX la estación adquirió mayor importancia a partir de la construcción de un balneario en la zona de lagos de agua salada ubicada frente a la parada.. Sin embargo, con el cierre del balneario a fines de la década de los 70 la estación entró en un lento proceso de abandono. Hacia mediados de la década de los 80 se hallaba en un pésimo estado general. Los andenes se encontraban destruidos, sin iluminación ni higiene de ningún tipo; y la segunda vía estaba robada en un tramo. La estación carecía de oficinas y de cualquier clase de instalación ferroviaria activa. No había personal de la empresa ni de seguridad..

El surgimiento de la Feria de La Salada a partir de 1990 hizo crecer notablemente el tráfico de la estación, que se encontraba del otro lado del Riachuelo. Los pasajeros, entonces, debían bajarse en una estación derruida y cruzar peligrosamente el río por las propias vías del puente ferroviario. Esta situación llevo a que la Unidad de Gestión Operativa de Emergencia, por entonces a cargo del ramal, decidiera construir una nueva estación La Salada del otro lado del río, cercana al mercado popular ya instalado, y desactivar la existente. La nueva estación se inauguró el 27 de enero de 2014 en la localidad de Ingeniero Budge , Partido de Lomas de Zamora.

En el año 2009 la población de Lomas de Zamora es de 616.279 habitantes Es la segunda unidad más poblada de la conurbación bonaerense, con una superficie de 89 km2, presenta la densidad mayor de toda la provincia 6.925 hab/km2. Su crecimiento en la década de  1990 ha sido del 3% y del 4%, y en el 2000 su población ha tendido ha estabilizarse.

 Dentro de estos “mercados populares no oficiales o informales”, llaman la atención y en ello me quiero detener como ejemplo de esos espacios informales, las famosas “Saladitas” de Buenos Aires. Los orígenes de la “feria” o mercado popular “La Salada” datan de 1991, cuando un grupo de personas, muchos de origen boliviano, país con una tradición histórica de mercadillos callejeros, se instalaron en el barrio lomense (distrito de Loma de Zamora) del ingeniero Budge en unos terrenos que en tiempos de Perón estaban acondicionados como balnearios. En un principio montaron sus propios puestos rudimentarios y vendían distintos tipos de productos, ya sean confeccionados por ellos o importados. Cuando comenzaron a crecer reunieron a sus familias, y luego establecieron una sociedad: Urkupiña SA, que luego se dividió en Cooperativa Ocean y Punta Mogote S.A.

 Desde entonces la feria La Salada no ha parado de crecer: ¿Cómo lo hace?. Primero, expandiendo puestos en diferentes puntos del país: hoy ya son unos 180 los puntos de venta que se proveen de este shopping ilegal central a cielo abierto que es La Salada. La novedad es que estas “ferias” llegaron a la Ciudad de Buenos Aires, donde hay una decena de ellas bautizadas como "Saladitas". Según los informes de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria, el conurbano bonaerense, la tierra más fértil para sembrar estos emprendimientos, sólo en el tema textil cuenta actualmente con 66 “ferias” nutridas por La Salada. La Salada en Lomas de Zamora, que alimenta al resto,  es hoy un gran comercio que ocupa unas 20 htas., con 40.000 pequeños puestos de venta  ilegal de ropa, calzados, discos, películas, equipos de música, entre muchos otros productos, para abastecer  a decenas de miles  de compradores, con sus bares y restaurantes y sus aparcamientos en constante ampliación La mayoría de los puestos se distribuyen entre tres grandes espacios y otros están afuera, debajo de puestos armados con maderas y chapas, lo largo de 15 cuadras a la orilla del riachuelo. En temporada baja llegan cada día 500 autobuses y cientos de coches. En temporada alta alcanzan los 1.000 autobuses. La caravana de vehículos se prolonga mas de un kilómetro. El acceso huele igual que buena parte del inmenso conurbano bonaerense, esto es a basura quemada y a agua estancada del Riachuelo, uno de los lugares mas contaminados del continente, donde miles de industrias , de alrededor de la capital, arrojan desechos desde hace décadas.

En estos paramos se mueve mucho dinero, por lo que es normal que haya atracos continuos. De hecho el acceso a la Salada tiene vigilancia policial y seguridad privada, así como, una administración centralizada , sobre todo en el espacio denominado Punta Mongote, el mayor y el mas antiguo, además tiene ambulancia propia y una radio que difunde por todo el país el programa “La Salada esta de moda”. Muchos de los clientes de la Salada no vienen para compras minoristas. Son profesionales, que viajan mas de diez horas, para realizar compras, las meten en sacos, y las desplazan en carritos o contratarán  a uno de los cientos de “carreros” que se ganan la vida portando mercancías. Después lo meterán en un autobús, donde vinieron junto a otros comerciantes y venderán estos productos en sus tiendas. Cada martes, jueves  y domingo la “feria” acoge  a decenas de miles de personas que llegan desde las dos de la madrugada, hasta las ocho de la mañana, procedentes de las provincias de Argentina, de Uruguay y Paraguay..

La Salada es solo un síntoma de la “destrucción” de las economías nacionales a la que condujo el país la aplicación de las recetas de carácter neo-liberales y de estabilización de la macroeconomía, en el caso de Argentina por el presidente Carlos Menem (1989-1999) y en Bolivia por el gobierno de Sanchez de Lozada. Lo que llevó a ambos países a atravesar una profunda crisis y una situación hiperinflacionarias. A su vez, tanto Argentina como Bolivia  dependían económicamente de la ayuda de organismos financieros internacionales como el FMI y el Banco Mundial,  que condicionan su apoyo a la aplicación del Consenso de Washington, que suponía la privatización de casi todas las empresas estatales y la liberalización del comercio internacional permitiendo la importación masiva de productos extranjeros, y la firma del Tratado de Asunción que puso en marcha al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) con Brasil, Paraguay y Uruguay, con el objetivo de formar un fuerte bloque económico sudamericano y establecer un mercado común entre sus miembros   Estos factores, junto con los altos índices de corrupción y escasas medidas de inclusión social terminan debilitando el sistema político y social de la mayoría de los países sudamericanos.
La Unión Europea calculó que La Salada moviliza, sólo en textiles, unos 9 millones de dólares por semana y que unas 20.000 personas compran cada vez que se pone en marcha la feria. Para Estados Unidos y la Unión Europea, este es el emblema del pirateo, de los “trucho”, como se conoce en Argentina a las falsificaciones. Donde se pueden comprar productos tres y hasta cinco veces más baratos que en cualquier otro sitio. Todo el mundo asume que la mayor parte de los productos son falsificaciones, esto nadie pretende justificarlo. ¿Pero realmente esto afecta al comercio oficial?. No , porque el que compra en la Salada no puede comprar en los sitios  que “otros”” les quieren vender. Además el mayor mercado ilegal es China y en este caso nadie quiere hablar de ello, mas bien los países europeos y de Estados Unidos  se hacen socios de ella. Muchas veces la justificación es un tanto rebuscada, pero tiene su lógica. Así dice la propaganda  “No compre réplicas”, “Violar una marca esta mal”, pero también hay un cierto derecho a que la gente que no tiene dinero quiera usar las zapatillas  u otro tipo de prendas que usan sus ídolos y que ven continuamente por televisión. En realidad no se engaña a nadie. El que compra algo “trucho” sabe lo que compra.

Estados Unidos ha expresado muchas veces su preocupación por el crecimiento de este "emblema mundial del comercio y la producción de mercadería falsificada" y ha pedido "enfocar actividades y recursos en la lucha contra la falsificación". Considera  que son “productos pirateados o de contrabando, porque el control legal es escaso e intermitente y eso en el mejor de los casos”. Lamenta que el gobierno de Cristina Fernández apoye este “mercado ilegal”, hasta el punto que los directivos de La Salada han acompañado a la presidenta en misiones comerciales en el exterior, sobre todo a África (Angola).

Por el contrario, este paraíso de la ilegalidad no sólo no logra encaminarse a la formalización, sino que encontró la manera de expandirse como un pulpo de mil brazos. Con el avance de los años 1990 también comenzaron a venderse productos traídos sobre todo del Paraguay. Esto se explica debido a la política monetaria, ya que la diferencia cambiaria permitía adquirir productos en el país vecino a precios realmente bajos, y venderlos en Argentina dejaba buenas ganancias. Durante la década de 1990 el crecimiento fue lento pero constante.

Uno de los grandes saltos en el crecimiento de la "feria", se dio sobre todo a finales del 2001 y el 2002. Esto se explica claramente remitiéndonos al estallido socioeconómico de la sociedad argentina en ese periodo. Miles de personas habían sido arrojadas al desempleo y a la marginalidad, y por eso el informalismo era una situación económica atrayente y necesaria.

De ese modo miles de argentinos de clase media se volcaron a la feria para acceder a los bajos precios e hicieron de este su medio de vida revendiendo sus productos, tanto en el Gran Buenos Aires como en el Interior del país. Esta modalidad de comercio preocupa a los gobiernos municipal y provincial por la enorme evasión de impuestos que representa. La Camara de Comercio Argentino, considera que  La Salada comete  abuso al no pagar impuestos, ni alquileres.

La ONG argentina antiesclavista La Alameda, junto con la Confederación General de los Trabajadores de ese país, presentaron una denuncia penal a la Administración Fiscal de Ingresos Públicos para que investigue talleres textiles que producen mayormente para la feria La Salada por evasión fiscal y trabajo esclavo..
Realizaron un video denominado “La Salada esclavitud” -anexado a la denuncia-, la ONG asegura que la feria de Lomas de Zamora factura 150 millones de pesos por día y se sustenta en 30 mil talleres clandestinos en los que se violan distintas normas de higiene, y donde policías e inspectores reciben coimas para permitir este sistema de explotación”.

“La prenda te la pagan 40 centavos”, dice una costurera frente a cámara mientras cuenta que los turnos se extienden por más de 11 horas. En las imágenes se observan trabajadores que entran y salen del taller por la ventana y mujeres embarazadas trabajando, entre distintos testimonios que forman parte de la denuncia.
Si bien en el texto detallan la dirección de los tres talleres registrados mediante cámara ubicados en Capital Federal, la ONG estima que la misma situación se repite en al menos otros 40 talleres textiles que centralizan su producción en La Salada.

“Mientras el Estado le quita poder adquisitivo al salario de los trabajadores haciéndolos tributar “ganancias”, omite realizar controles sobre este tipo de talleres regenteados por explotadores inescrupulosos disfrazados de empresarios que tampoco tributan por la actividad que ejercen”, sostuvo la CGT en un comunicado en el que convocan a los trabajadores a realizar un escrache en la AFIP el lunes al mediodía. 
La feria sigue hoy día creciendo. Las estadísticas arrojan números contradictorios, pero lo cierto es que su tamaño es enorme. Un estudio de la Unión Europea  se encargó de investigarla, llamándola en su informe "un emblema mundial del comercio y la producción de mercadería falsificada".

Los gestores de la Salada siempre se han defendido, que lo único que hacen “ es vender ropa autóctona de gran calidad a precio justo”. Raúl Fernández Wagner profesor de Urbanismo de la Universidad Nacional de Buenos Aires ofrece una visión al respecto: “El mayor conflicto (en Buenos Aires) es el acceso al suelo por parte de la población. De cada 10 nuevos habitantes de Buenos Aires, seis no buscan la compra de suelo, sino que entran en el mercado informal. Es muy difícil tener propiedad privada porque es muy cara. En 10 años Buenos Aires duplico el PIB. Eso ha desatado también un fuerte proceso especulativo con el suelo”....y como no, en sus mercados de consumo.



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lunes, 6 de abril de 2015

LA “MAGIA” DE LA CIUDAD. escrito por José Seguí Perez



Cuando visitamos una ciudad, lo primero que percibimos de ella es su realidad física y la actividad urbana a través de las relaciones que se producen entre sus habitantes. Esta primera visión de la ciudad, está principalmente apoyada en la percepción paisajística y sensorial que son capaces de provocar sus vacíos ó espacios públicos (como generadores de dichas actividades y relaciones), y no sólo exclusivamente los llenos ó arquitecturas que los conforman.

Esa simbiosis permanente entre  llenos y vacíos, que definen no sólo la forma sino también la vida de la ciudad, no es otra cosa que la inseparable relación entre la concepción arquitectónica y urbanística desde cuya acción conjunta y permanente se va estableciendo el escenario sobre el que se desarrolla la vida de sus habitantes. Pensamos que es precisamente este aspecto en el que se basa la comprensión urbana de la ciudad, como una realidad mágica en dónde nos deleitamos y disfrutamos de las emociones que nos producen las acciones que se desarrollan en los espacios urbanos debido a la potente convivencia social que estos provocan dentro del entramado del tejido de la ciudad. Un tejido que nunca será homogéneo y continuo, porque la complejidad de sus relaciones y usos no pueden tampoco serlo, sino fragmentario en sus diferentes partes que se entrelazan por una estructura que los une e hilvana de manera similar al de un  edredón textil.

Quizás el olvido de estos valores colectivos de la realidad urbana de la ciudad, nos haya llevado actualmente a una difícil encrucijada en donde ni la acción del urbanismo, con toda su “ Torre de Babel” de confusas y estériles normativas incapaces de conectar con la realidad de la ciudad y la demanda de sus usuarios , ni la acción de la arquitectura que de manera aislada y al margen del que es su inseparable soporte , logran completar la necesaria escena que necesita la convivencia colectiva de la ciudad y su principal objetivo de hilvanar su tejido . En medio de todo ello, el usuario de la ciudad no parece percibir, ni entender, ese escenario como el adecuado para dicha convivencia, buscando desesperadamente como único refugio las zonas históricas y sus reproducciones manieristas que con cierta torpeza se les ofrece. Esta contradictoria y confusa situación nos llevaría a tener que admitir que lo que llamamos ciudad no es solamente su percepción material de lo que vemos construido, sino que su mayor  valor estaría en la movilidad de sus actores que precisamente se produce en sus vacios y que le dan el contenido y argumento para sentir y entender la urbanidad como una concepción más  dinámica y cercana por su capacidad de simbolización a lo que su propia fantasía  reinterpreta.

Por ello, la necesidad de reencontrar esas lecturas colectivas que busca la ciudadanía para usar y vivir la ciudad, nos obliga a definir los nuevos espacios no sólo desde las buenas herencias del pasado sino también integrando las condiciones que exige la modernidad actual de la ciudad, tanto en sus escalas urbanas como en las nuevas escalas territoriales que han generado las grandes infraestructuras provocando un nuevo modelo de sistemas de geociudades que requieren también diferenciados instrumentos de acción urbanística y arquitectónica para reconocerlas como tales. Y quizás aquí radique el mayor fracaso de la actual concepción profesional de la ciudad, al haberse separado las reflexiones  de las escalas de la arquitectura y el planeamiento envueltas actualmente en una complicada y confusa crisis de identidad y de falta de entendimiento con su usuario, intentando cada una por separado solucionar sus propias intervenciones. Volver la vista atrás, para reencontrar el hilo conductor esencial de la razón  y ser de esa magia de los nuevos lugares que hacen posible la ciudad, como la mayor creación del ser humano en donde desarrolla sus emociones de vivir y relacionarse, sería de alguna manera reinventar su valor y concepción histórica que justificó su creación  y su permanencia futura.

José Seguí Pérez.
Arquitecto