Nuestras ciudades están perdiendo la comba y la ruta ante la situación actual de crisis, han quedado reducidas a meros deudores y pésimos gestores. La opción de las ciudades de poder pactar y desarrollar alianzas que les permitieran desarrollar discursos económicos y sociales mas propios de ellas y de los ciudadanos a quedado reducido a nada ante la ortodoxia pro-recortes y la disciplina presupuestaria.
La ciudades no han sabido hacer frente, con alternativas, con discursos propios y con alianzas estratégicas, a esas políticas de austeridad que Merkel a impuesto a toda Europa con el beneplácito de toda la ideología conservadora. El mantra de la austeridad a la que siguen agarrados Merkel y sus seguidores les impiden darse cuenta del estado de fracaso y de atonía en el que han encerrado a los territorios urbanos, ello con el fin de restablecer la Europa de los nacionalismos frente a la Europa de las ciudades y regiones.
Steffen Seibert portavoz de Ángela Merkel considera incluso “que es imposible cambiar”, la ruta esta marcada y bien marcada: “el pacto fiscal es firme”. Hoy, todos sabemos ya que la respuesta no es la austeridad, ni el rigor presupuestario, ni el engaño de la deuda, este tipo de políticas, nos han llevado a la recesión sin paliativos a los países y a las ciudades. A la perdida de todo el papel clave que como ejes y nodos del desarrollo la ciudades estaban impulsando durante las décadas anteriores..
Hoy necesitamos nuevas formulas para impulsar el crecimiento que las políticas de reformas se redefinan sobre nuevas coordenadas, que reinterpretemos las políticas económicas europeas. Y estas nuevas políticas de crecimiento no pueden seguir siendo impuestas por un solo país, siguiendo las lógica de las soberanías nacionales. Nos interesa no solo crecer sino definir como queremos crecer: queremos más Europa y más desarrollo de políticas económicas e instituciones comunes o menos Europa y más soberanía nacional, negar este debate a las ciudades y a sus ciudadanos, para convertir las políticas de crecimiento en sucursalistas y dependientes de las políticas de recortes y libertades civiles va a significar un nuevo fracaso.
Me temo que si ya fracasamos al entender la austeridad como algo ajeno a eficiencia, es posible que igualmente entendamos el crecimiento como algo ajeno a la reactivación sostenible, al bienestar y a la cohesión social y económica. Europa vive una grave contradicción, y las ciudades y los territorios europeos son sus paganos, porque contamos con una moneda única, pero no tenemos ni unión económica ni política. Necesitamos un gobierno europeo que responda del euro y de toda la política económica.
Tengo la percepción que la actual situación de falta de equidad en el reparto de las cargas de la crisis, esta suponiendo que las ciudades sean los hermanos pobres de la estructura de gobierno, y esto tiene poco que ver con Europa, ni tampoco con lo que desean los mercados, ni con el crecimiento sin el cual no hay negocio y empleo. No nos suicidemos otra vez.