El vaivén político,
legislativo y reflexivo que en los últimos diez años mantiene el urbanismo, es
el que ha impulsado la constitución de
la Asociación, darse cuenta de
que estos debates y vaivenes, normalmente de marcado carácter interno,
usurpados mayoritariamente a los
profesionales y ciudadanos, necesitan florecer hacia el exterior, hacia la
sociedad y hacia la mejora de la practica
del Urbanismo.
Por ello se considera
que es necesario articular algo más los debates, fluir socialmente,
desburocratizar el lenguaje urbanístico, hacer a los habitantes más
participes de su realidad urbana,
impulsar la necesaria racionalización y eficacia de una disciplina que
socialmente se reclama como básica para la vida de las personas y de los
territorios.
La Asociación es consciente de que hoy el urbanismo ha perdido gran parte de su potencial
social; de que carece de un adecuado asentamiento en su credibilidad y en sus
postulados como garantía para una
acertada resolución de los problemas que la nueva sociedad surgida en este
siglo exige a las ciudades y a las formas de vida, tanto en su economía, como
en su movilidad, en sus hábitats, en sus relaciones diversas, en sus
normas y estructuras jurídicas y
administrativas, etc. Se precisa que el urbanismo vuelva a colocarse en el
tablero de trabajo de las necesidades básicas sociales, políticas, económicas o
investigadoras.
Las sociedades contemporáneas
no pueden dejar de lado los retos de la urbanización a los que se enfrentan
para vivir con más bienestar, sostenibilidad e igualdad. Los efectos de las
paulatinas crisis socioeconomicas han generado una crisis urbana en toda regla
que ha agudizado la descomposición del pensamiento urbano e introducido la
especulación y corrupción como sistema de hacer ciudad, por lo que hoy se reclama mayor participación y transparencia
en la toma de decisiones, y en la administración y gobierno de la ciudades.
No es una cuestión de nostalgia, sino de
recomposición de lo que forma el acerbo del conocimiento histórico del
urbanismo y de lo que le da su razón de
ser: cooperar y colaborar en la organización de las formas colectivas de la
vida y actividades de las personas.