miércoles, 24 de diciembre de 2014

PENSAR LA CIUDAD. (Nuevas Herramientas para la Regeneración Urbana)

Los días 10 y 11 de diciembre de 2014 se celebraron unas jornadas bajo el nombre de Pensar La Ciudad, fueron micro ponencias sobre experiencias de participación  y talleres de metodología y aplicación a casos concretos. Fueron organizadas, en la Térmica, por el colectivo Malakaton, compuesto por tres arquitectos/as (Raúl Fernández Contreras, Víctor González Vera y Nuria Nebot Gómez  Salazar) preocupados/as por la calidad del espacio público para conformar una ciudad amable para todos.

Aunque al final diré quienes intervinieron, la sorpresa fue mayúscula, poder asistir a un alarde de imaginación, honestidad, buen hacer e impulso de la convivencia y la participación, no es usual en estos tiempos, aunque lo fuera en otros. Asistir a debates de sensibilización de la ciudadanía respecto al valor del espacio urbano, teniendo como marco de trabajo el área de las relaciones y la convivencia y colaboración entre las personas, el reconocimiento del poder de los habitantes en la conformación de la ciudad, sabiendo leer sus deseos, emociones , necesidades y capacidades , cuando menos resulta alentador.

No creo que exista otro camino para refrescar y refundar este urbanismo, por el que tanto peleo. Creo que es necesario sacarlo de su letargo, de su  elitismo y tecnicismo injusto y trasnochado en que está inmerso, y para ello es necesario, entre otras cosas, apostar “por nuevas maneras de hacer ciudad a través de experiencias reales de participación ciudadana en los que la implicación de múltiples agentes (administración, técnicos y ciudadanos) obtengan resultados satisfactorios”.

No voy a repetir, lo que voy diciendo en otras entradas de este Blog. Pero si repetir una vez más que la ciudad acoge e incluye, nunca excluye. Si sabemos pararnos y observar en silencio veremos surgir la ciudad real, con sus deficiencias y sus grandezas, con sus mitos y sus relatos, y desde esas experiencias de humildad sabremos obtener el conocimiento profundo del espacio urbano, sobre todo de la espaciosidad que la envuelve.

No me interesa la ciudad impostada, esa que va colocando “productos”  sobre el tablero, en base a teorías  interesadas por el capital o por políticos sucursalistas de este. La ciudad que me interesa es la que se  autoorganiza desde la experimentación de transformaciones e intereses colectivos e individuales, no siempre “estratégicamente razonados”, sino a impulsos de sueños, resolución de necesidades, disensos,….Iniciativas ciudadanas que pasan por la creación de nuevas empresas, cooperativas, asociaciones, estructuras informales que reclaman nuevas posibilidades. Este es el caldo de cultivo desde el que podemos entender la ciudad, que al igual que la vida, la ciudad es vida, coopera para florecer  y también para saber morir y renacer.

Vengo repitiendo que es necesario canalizar el “pensamiento social” en la construcción de la ciudad. Detectar esos microorganismos que mediante una “terapéutica urbanística”, a modo de acupuntura urbana, van construyendo un micourbanismo del que surge lo más valioso en términos de bienestar y felicidad, lo que hace que determinados espacios urbanos nos guste más que otros. Para ello debemos dotarnos de protocolos y métodos de participación y colaboración en los procesos urbanos, de capacidades de mediación.

Es nuestra forma de pensar la que construye las formas urbanas, la que diseña las comunidades. El derecho no construye, solo dota de legalidad lo que nuestro pensamiento honesto y ético ha impulsado y creado. La ciudad esta llena de lazos de confianza, de redes de sinergia, de mapeos de iniciativas,  emociones e intimidades, de identidades simbólicas, mitos, relatos y empoderamientos. Y para poner sobre el tablero urbano esta ciudad necesitamos un urbanismo alternativo.

La ciudad es de la ciudadanía, los barrios son de sus habitantes, generan la praxis, crean redes cotidianas no solo desde la perspectiva de la producción sino también desde otras perspectivas, como son las de genero, ancianos, niños, jubilados, parados, dependientes…..

Hay que devolver el conocimiento a la sociedad y mejorar la ciudad desde ese nuevo conocimiento. De estas cosas y de otras muchas más nos hablaron  colectivos, organizaciones, y profesionales que hoy están impulsando nuevas vías para un nuevo urbanismo, un urbanismo de las personas:

http://malakaton.es/ Propuestas Urbanas para el peatón
#Ruth Sarabia. Directora General del Área de Participación Ciudadana,          Ayuntamiento Málaga.  www.participa.malaga.eu
# Carlos J. Rosa, Juana Sánchez. Profesores Escuela de Arquitectura, UMA.
# Esaú Acosta. VIC (Vivero de Iniciativas Ciudadanas), Madrid.                          www.viveroiniciativasciudadanas.net
# María Toro, Luis Peláez. Estudio Atope, Jaén.                                                     www.estudioatope.com
# Ana Belén López. Cartografías del Deseo, Madrid.                                             www.cartografiasdeldeseo.com
# Jon Garbizu, Camila Diniz. Todo por la Praxis, Madrid.                                    www.todoporlapraxis.es
# Adriana Ciocoletto. Col·lectiu Punt 6, Barcelona.                                               www.punt6.wordpress.com
# Mar Márquez. Educación Social, Barcelona.
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martes, 2 de diciembre de 2014

EL CUIDADO DE LA CIUDAD

La tradición urbanística ensaña que la ciudad esta a medio camino entre el entendimiento teórico y la inconsciencia, y que su instrumento de trabajo no es  ni la teoría mental (el “deber ser” del derecho o el marketing), ni la arquitectura industrial o artística sin mas, sino la creatividad terapéutica y la imaginación participada. La ciudad no es “deber ser”, sino “ser”. Para mí, la terapia urbanística consiste en llevar esa creatividad e imaginación  a los dominios urbanos que están desprovistos de ella  y se expresan por tanto, en forma de síntomas.

Aliviar los síntomas y mejorar las relacione son dones de la urbanística. En nuestra época somos particularmente esquivos a ello, porque no nos lo creemos, y por lo tanto no le asignamos lugar alguno  en nuestra jerarquía de valores a la terapéutica urbanística.. Hemos llegado a la situación de reconocer la ciudad solamente  cuando se queja en exceso, cuando se agita, perturbada por el descuido y el maltrato, cuando  nos hacer sentir su dolor. O cuando la política dominante quiere imponer normas legales que en nada responden a los síntomas de la ciudad y de los territorios, sino que responden mas bien a meros caprichos demagógicos mas cercanos a un poder idiotizado que a la creatividad necesaria para resolver  los síntomas de la ciudad.

Es frecuente entre los profesionales diversos que actúan en la ciudad, comentar que vivimos una época de profundas divisiones y crisis disciplinarias, en las cuales la teoría esta separada del cuerpo real urbano, los ciudadanos, y donde la urbanística ha perdido la capacidad de entender, ni saber que hacer con el material que conforma la ciudad. La cuestión es como salimos de esta escisión. No podemos superarla solamente “pensando”, porque el pensamiento es una parte del problema. Lo que nos hace falta es otra forma de superar esas actitudes dualistas. Necesitamos una tercera posibilidad y esa tercera posibilidad es volver a la terapéutica urbanística.

En el siglo XV, Marsilio Ficino lo expresó de la manera más simple posible. Las ideas, el pensamiento, el acto de “pensar” en solitario tiende a irse, a desaparecer, como si no tuviera nada que ver con el mundo real. Puede que el mundo real sea una proyección de nuestro pensamiento pero de nuestro pensamiento activo, no de nuestro pensamiento pasivo o ajeno a la realidad. Al mismo tiempo la materia urbana puede ser tan absorbente  que nos quedemos atrapados en ella y nos olvidemos de la esencia, de la verdad profunda de la ciudad. Lo que necesitamos decía el pensador renacentista  es “profundidad”, manteniendo la unión entre las ideas y la vida real de las ciudades.


Lo  que vengo desarrollando a lo largo de muchos artículos de este Blog es un programa para reincorporar la ciudad a la vida. La idea no es nueva. Lo que hago es recuperar ideas antiguas  para que sea aplicable por nosotros en este preciso y decisivo periodo de la historia. La idea de una ciudad centrada en la profundidad de la vida se remonta a los primeros días de nuestra cultura. Se ha esbozado en todos los periodos de nuestra historia: en los escritos de Platón, en los experimentos de los renacentistas, en la correspondencia y la literatura de los poetas románticos,  en Freud quien nos dio un atisbo de un mundo subterráneo psíquico lleno de recuerdos, fantasías y emociones  y en el gran maestro Jung hablando directamente del mito y de la esencia profunda de la ciudad, su alma,  recordándonos que teníamos que aprender mucho de nuestros antepasados. Lo que se pretende no es otra cosa que volver a poner la ciudad en el centro mismo de nuestras vidas , la ciudad o es vida o no es nada, pura retórica mercantilista y demagogia interesada y engañosa.