Tal vez esto ocurre porque la Administración ha perdido fuelle a la hora de lanzar propuestas atractivas, tal vez porque la economía ha creado un mundo inestable, tal vez porque la mala gestión ha socavado la credibilidad de la Administración, lo cierto, es que desde distintos sectores de la ciudad, una parte de la sociedad civil viene movilizándose en los medios de comunicación, en las redes, en las calles, poniendo sobre el tapete, criticas y propuestas realizables y necesarias.
No es verdad que falten buenos técnicos y urbanistas en la esfera de lo público, como plantean algunos agoreros de la destrucción de lo público. Lo que ocurre mas bien, es que se ha democratizado el análisis y la resolución de los conflictos urbanos, a la vez que se han creado foros y círculos de opinión que elaboran cuidados informes sobre problemas candentes y los transmiten a través de todos los medios a su alcance. Hoy día una parte de nuestra sociedad civil es vibrante, está en ebullición y para bien, es capaz de trasnochar esa idea de que la Administración es la única que se ocupa de los intereses universales mientras que la sociedad civil se refugia en sus egoísmos particulares.
Si es verdad, como dicen los defensores de la mente extendida que nuestra mente no se encierra en los limites del cuerpo, sino que también esta compuesta por los datos y las personas del entorno, cada vez mas global, habrá que escuchar a quienes ya están hablando, generando una inteligencia colectiva, capaz de descubrir mundos ignotos.
Necesitamos que exista mas conversación y dialogo, para ayudarnos a salir del marasmo en que estamos y crear una ciudad mas justa. Otra ciudad es no solo posible, sino también necesaria, por que la que tenemos no esta a la altura de las circunstancias, ni de sus habitantes. Y si lo que es necesario, es posible, tiene que hacerse real y para lograrlo es indispensable que la sociedad civil ejerza la responsabilidad que le corresponde.