Enrique Vila-Matas haciendo referencia a un poema de William Carlos Williams, viene a decir con respecto a los artistas, aunque ocurre igual con todos los seres humanos, que hay un momento en la vida en que se detienen o adoptan un estilo, una forma de ser, una manera de comportarse, y cundo lo hacen, que ocurre en los momentos mas variados de la vida, es como si establecieran una convención: construyen o adoptan una identidad, un "estilo". Es el principio del fin, "ese es su final" .
Se produce una especie de resignación, de ensimismamiento. Es una quietud sin movimiento, una charca densa y pesada en la que la "idea" , la luz y la creación desaparece, se hunde en la cienaga. Mientras que aquel que se mueve, que sigue agitandose, "todo contiene siempre para él una idea", su luz, su capacidad energetica creativa, se retroalimenta, mira, ve, se mueve.
En la vida, como en la creación, solo hay movimiento, movimiento consciente, momentos de talento, "ahoras" de inteligencia. No hay convención, ni "descanso en la pradera", si acaso el reposo de la busqueda, para volver a empezar. Ojo con los mundos quietos y cerrados que convenimos porque nos conviene, son cienagas de arenas movedizas de la que despues es dificil salir.
